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La pequeña Altamira de la Pedriza

El director general de Patrimonio de la Comunidad, José Luis Martínez-Almeida, visitó las dibujos prehistóricos
El director general de Patrimonio de la Comunidad, José Luis Martínez-Almeida, visitó las dibujos prehistóricoslarazon

Madrid- ¿Sabía que a sólo 42 kilómetros de Madrid existe una cueva con pinturas supestres con 4.000 años de antigüedad? Madrid tiene su pequeña Altamira en El Abrigo de Los Aljibes, un paraje enclavado en las espectaculares y caprichosas formaciones rocosas de La Pedriza.
Son muy pocos los madrileños que conocían este tesoro del Patrimonio de la Comunidad, por eso, el director general de este área, José Luis Martínez-Almeida, visitó esta semana las cuevas, para las que ya se estudia organizar visitas guiadas para contemplar la muestra de «arte primitivo».
Y es que las pinturas que contiene en su interior están datadas entre las fases finales del Neolítico y principios de la Edad de Bronce, auqnue no fueron descubiertas hasta finales de los años 80 y gracias a una casualidad.
 Figuras antropomórficas
El Abrigo de lo Aljibes se encuentra en la zona oriental de La Pedriza de Manzanares el Real, y es en el interior de una pequeña cueva donde se encuentran alrededor de 25 figuras antropomorfas y varios signos geométricos, que parecen conformar una escena, dibujadas con trazos simples y en varios tonos de rojo.
 El peligro de ser dañadas ha sido lo que ha llevado al Gobierno regional a mantener oculto al público estas pinturas rupestres, sin embargo, ahora entre las iniciativas que se plantea se encuentra la posibilidad de permitir pequeñas y contadas visitas. Además, se reimprimirá el libro «Dibujo en la roca», manual que recoge las obras de arte rupestre que se encuentran en la comunidad (existen hasta en 19 yacimientos), hacer visitas virtuales o la creación de una réplica de las cuevas, ante la fragilidad de las originales de 2.000 a.C. En Madrid existen dos grandes núcleos de arte rupestre, el primero situado en el extremo norte y que se extiende desde los municipios de Patones y Guadalix de la Sierra; y el segundo se sitúa en la zona del extremo suroeste de la provincia, en el valle del Alberche.