Salgado cuestiona la tasa bancaria del presidente

Mientras Zapatero trataba de vender solvencia y coherencia a los máximos representantes de bancos, aseguradoras y fondos de inversión de EE UU, Elena Salgado dejaba en evidencia en los micrófonos de Onda Cero que la acción del Gobierno, de unitaria tiene lo justo. Sólo unas horas después de que el jefe del Ejecutivo defendiese ante la ONU la imposición de una tasa sobre las transacciones financieras internacionales para luchar contra el hambre y la miseria, la ministra de Economía ponía en entredicho la idea al afirmar que, si bien no es mala, es casi imposible de ponerle en práctica. «Se podrá llevar a la práctica si hay voluntad por parte de todos», apuntó Salgado, que añadió que son los países más desarrollados, los del G-20, los que tienen en sus manos la posibilidad de que la tasa sea una realidad. Las palabras de Salgado no deben sorprender. Los ministros de Economía de la UE ya discutieron en su reunión del 8 de septiembre la creación del citado gravamen, a imitación de la conocida como tasa Tobin, pero no lograron ningún acuerdo. En aquel encuentro, Salgado expresó su rechazo a la iniciativa por considerar que fomentaría las deslocalizaciones y se acabaría repercutiendo en los clientes de los bancos. Las entidades ya advirtieron la semana pasada de que, de aplicarse la tasa, los créditos se encarecerían.