España

ANÁLISIS: Hay peligro de un efecto contagio por José Luis Álvarez Arce

La Razón
La RazónLa Razón

Con la situación que atraviesa Grecia y los últimos acontecimientos de Italia, ¿hay peligro de un efecto contagio que pueda arrastrar a Italia y a España?
–El peligro de contagio siempre existe porque, aunque una parte de las tensiones en los mercados tiene su origen en problemas reales y objetivos de cada país, las primas de riesgo son el resultado de la percepción que los inversores tienen, no sólo acerca de la situación de la economía en cuestión, sino también de lo que otros inversores harán. Y eso escapa de una predicción mínimamente fiable. Ahora bien, si estos países emprenden reformas que mejoren sus perspectivas de crecimiento, ese efecto contagio tendrá menos posibilidades de ocurrir. En el caso concreto de Italia, parece que las dificultades económicas que atraviesa se ven potenciadas por un clima político muy enrarecido, que convendría tranquilizar.

¿Es posible rescatar a Italia con el PIB que tiene y su deuda pública?
–Desde luego, el rescate de Italia sería una tarea colosal dada la magnitud de su deuda pública, que está en 1,9 billones de euros, es decir, el 120% del PIB. Ahora mismo, a falta de que se concreten medidas anunciadas recientemente, no parece que los mecanismos con que cuenta la Unión Europea puedan hacer frente a un posible rescate de semejante magnitud.

¿La siguente en caer sería España?
–España ha mejorado su posición, aunque sólo sea en términos relativos, por el agravamiento de los problemas de Italia (triste consuelo, por otra parte). Pero persisten las presiones en nuestro mercado de deuda soberana, sobre todo ante el deterioro de las perspectivas macroeconómicas, con malos datos de crecimiento y paro. Muy probablemente estemos en una situación en que los mercados esperan impacientes los resultados de las próximas elecciones, para aclarar qué rumbo tomará nuestra política económica y evaluar si la misma nos permitirá una recuperación sostenida. Al próximo gobierno le aguardan decisiones importantes que tomar, y no serán precisamente populares. Quien gane, sea el favorito u otro, haría muy bien en dedicar tiempo a un esfuerzo para aclarar por qué y cómo su política puede aclarar el horizonte. En otras palabras, más didáctica y menos dogmatismo.

José Luis Álvarez Arce
Dir. del Dep. de Economía de la Universidad de Navarra