Libros
Compostela se confiesa
En los alrededores de la Catedral todos son dudas y rumores. La mayoría se preguntan si hay más cómplices del electricista y por qué circulaba con total libertad por el templo
Es el libro más conocido, pero nadie lo ha visto. «Después de tanta propaganda, desde luego que me gustaría saber cómo es. Nunca lo he podido ver. Solamente a través de las fotografías de los periódicos y las imágenes de televisión», asegura Abelardo, uno de los vecinos de Santiago de Compostela. El Códice Calixtino será devuelto hoy a la catedral. Ha pasado un año desde que se sustrajo del archivo donde se custodiaba y la polémica y revuelo que causó su robo ha convertido este tesoro en uno de los más populares. «A mí no me interesa demasiado. Aunque acudiera a verlo, no lo iba a entender. Ahora, ha venido muy bien para el comercio. Hay muchas personas que se han acercado para intentar ver el lugar y dónde estaba. Preguntan sobre el códice. Ha sido como una propaganda subliminal», comenta entre bromas María, la dependienta de un comercio cercano al templo, que ha preferido dar otro nombre en vez del suyo. La calle está llena de teorías y rumores. En una platería, una de las personas que conoció al acusado prefiere no hablar, aunque arroja algunas pinceladas: «Era normal. Solía hablar de fútbol, sobre todo, de política. Pensaba que la mayoría de los políticos son unos corruptos. A lo mejor, después de todo, en este punto no estaba equivocado».
Escepticismo
En las manzanas circundantes son muchos los que sabían de Manuel F. C. Su estampa era conocida. En uno de sus lugares preferidos, donde solía acudir para desayunar, insisten en este punto: «Fue una sorpresa para mí. Venía aquí tomaba siempre un café con leche, leía la prensa diaria, "La voz de Galicia", porque el "El correo"ya lo traía leído, y hablaba con los clientes. Era muy reservado. Solía hacer comentarios sobre los políticos y de la Iglesia, de la que hablaba muy mal».
El debate mínimo que se ha producido sobre cuál debería ser el mejor sitio para guardar el Códice también ha llegado a la población, que tiene su propio punto de vista: «Debe estar en la catedral, pero mejor custodiado y vigilado», comenta Loli. Ella tiene un puesto con objetos de regalo. «Sí, iré a verlo en cuanto lo expongan. Jamás he tenido esa oportunidad. Es muy bueno que lo muestren. Así somos conscientes del patrimonio que tenemos». Mercedes, una ama de casa que baja por una pendiente con un carro de la compra, demuestra un carácter muy pragmático: «Iré a verlo si tengo tiempo. Dependerá de eso, aunque tampoco sé si me gustará, sinceramente». También ella defiende que es la seo, y no una institución pública, quien debe guardarlo. Y entre los comentarios discurre cierto escepticismo sobre el resultado final de la investigación.
Hay personas que no se creen la versión de la Policía. «No se le veía al electricista con tantas luces para hacer algo así. Hay algo que me suena mal. No le encuentro lógica a muchas cosas. No sé para qué se lo llevó... y todo ese dinero que tenía en casa...». No es la única persona que deja caer su recelo. El propietario de una joyería cercana también tiene unas cuantas preguntas sin respuesta: «¿Por qué tenía las llaves si lo habían despedido? Y si no te las devuelve, ¿por qué no cambias las cerraduras? Y, sobre todo, ¿por qué todavía le permites entrar?». Hay sospechas entre la gente, aunque la Policía, de momento, según ha confirmado el arzobispado, descarta que hubiera religiosos implicados en una trama paralela de robos, como algunos aseguraban días atrás (de más personal laico, no se ha desmentido ni afirmado nada). Pero todo esto no vale. Muchos creen la versión policial que asegura que ha sido un solo autor– y casi todos conservan una imagen bastante parecida de Manuel F. C.: una persona reservada, «malencarada», tímida–. De hecho, algunas personas piensan a que, debido precisamente a que era «paradito», el acusado debía tener un cómplice. Los vecinos de Santiago poseen sus propias teorías, pero cuando se les pregunta por ellas, prefieren reír, ser cautos y reservarse apellidos. «Sólo por venganza hacia el deán no podía ser –asegura María desde el mostrador de una tienda–. Marta es más contundente: «Algo hay detrás. No pudo ser sólo idea de él. Creo que en realidad no sabemos lo que está pasando. Hay mucha gente que mi piensa lo mismo. Si examinas los datos, te das cuenta que hay algo que no encaja. Tenía dinero, llaves, acceso a todo. No puedes coger el Códice Calixtino y venderlo después en eBay». Otra vecina, que no dice su nombre, también comenta: «Hay un ambiente muy cerrado en la catedral. Creo que tiene que haber alguien más». Un guía de la seo permanece a la entrada, en la plaza del Obradoiro, con un sombrero para protegerse del ornallo. «La gente no tenía ni idea de lo que era el Códice. Nunca preguntaban por él. A la mayoría no les interesa ni la historia ni el arte. Puedes hablarles de Gelmírez, quien impulsó Santiago. Pero no muestran demasiada atención. En cambio, sí con las historias del Apóstol. Ya ves. Cuando se llevaron el Calixtino, algunos preguntaron... pero esto no va a durar más de dos días».
Exposición pública tras el revuelo
La idea es acercar al público esta joya del siglo XII a través de una exposición. Se quiere aprovechar ahora, después del revuelo que ha montado este imprevisto robo, para enseñar a la gente este volumen de extraordinario valor histórico y bibliográfico. La idea es depositarlo en un lugar con las condiciones de conversación adecuadas, para que la gente conozca este libro, que sólo en contadas ocasiones ha salido de la caja fuerte que lo protege. Se pretende que permanezca en una muestra hasta el próximo otoño. Pero todavía no hay fecha fijada. Desde el arzobispado se advierte que no hay prisa (a pesar de que el público está impaciente y más de uno se pasó ayer por el Palacio de Gelmírez preguntando dónde se podía ver el volumen). Se quiere preparar adecuadamente ese momento, pensar cuál es el mejor escenario (casi todo orienta al museo de la Catedral) y disponer de las medidas de seguridad apropiadas para protegerlo como se debe.
Rajoy entregará hoy el volumen al arzobispo
El Códice Calixtino regresará hoy a sus propietarios. El presidente de Gobierno, Mariano Rajoy, se lo entregará a Julián Barrios, arzobispo de la Catedral, en una ceremonia institucional que se celebrará alrededor de las diez y cuarto de la mañana en una sala de la segunda planta del Palacio de Gelmírez decorada con arquería y capiteles románicos. También asistirá Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta de Galicia, y los canónigos de la seo compostelana. El acto estaba previsto para el viernes, pero se aplazó para comprobar la autenticidad del libro de una manera científica y determinar cuál es el estado de conservación después de un año guardado en un trastero. –El volumen se depositó desde el primer día en el lugar donde se encontró el pasado miércoles. Desde el viernes por la tarde se estaba buscando el lugar adecuado para la devolución, trasladando atriles, una mesa y hasta una reproducción del Códice Calixtino para cotejar que todo estuviera perfectamente. Al final se ha escogido este emplazamiento, contiguo a la catedral, y al mediodía de ayer ya estaban disponiéndose todas las medidas de seguridad. Al terminar este acto, el Códice Calixtino será depositado de nuevo en el archivo, pero con las nuevas medidas de seguridad implementadas y siguiendo siempre los consejos de la Policía. Permanecerá ahí hasta que se decida el lugar y el momento de exponerlo.
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