Murcia

Caracondones por José Muñoz Clarez

La Razón
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ETA reconoce su derrota vistiendo el muñeco de conferencia de paz con Kofi Anan en los bongós, y lo ilustra con una imagen de pesadilla: tres sombras disfrazadas de condón terminado chuscamente en boina, a mitad de camino entre el carnaval y el Ku Klux Klan, anuncian el fin de la barbarie. Desde esa imagen ridícula quieren reconducir a términos bélicos lo que no ha sido más que aplicación del Código penal a una banda de delincuentes, a manos de la policía, la guardia civil y la Audiencia Nacional, que son las instituciones que han derrotado al terrorismo en este país, lo que sitúa «el conflicto» en problema de orden público y muy lejos de las relaciones internacionales. La imagen siniestra de los caracondones se nos ha mezclado adafi por una turba inasequible a la piedad que invocaba el viejo caído y ensangrentado; esa es la imagen que los carancondones quieren que olvidemos, la de ETA tratando así a las víctimas indefensas de sus secuestros y asesinatos. Frente a ETA y sus mariachis no cabe sino recordar con dolor la deuda que tienen contraída con una sociedad a la que diezmaron y saquearon bajo pretendida coartada ideológica, siendo de temer que así como el futuro de Libia lo van a dirigir los asesinos de Gadafi el futuro del País Vasco lo quieren tutelar los caracondones sin disfraz. Esa es la cuestión y el resto murgas. Si en el País Vasco se asentará definitivamente la libertad o si, por el contrario, acabará habiendo relieves en plata de los tres caracondones con el puñito izquierdo alzado sustituyendo a la Última Cena junto al Gernika para que se note quién manda aquí y en nombre de quién se bendice la mesa, como preludio de la vuelta a las andadas.