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Max Iguera: «El objetivo es recuperar todo el barco»

La Razón
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El mastodóntico buque crucero reposa medio hundido con sus 300 metros de eslora y 115.000 toneladas de peso frente a la isla del Giglio después de haber encallado el pasado viernes. Cuando concluyan las tareas de salvamento, lo que ocurrirá dentro de poco, pues cada vez hay menos esperanzas de encontrar a alguien con vida, llegará el momento del rescate del propio barco. Primero habrá que extraer de sus depósitos las 2.400 toneladas de combustible que lleva en su interior. La encargada de hacer esta difícil tarea es la empresa holandesa Smit Salvage, la misma que se ocupó del petrolero «Prestige» y del submarino nuclear ruso «Kursk». Se trata de la firma más grande del mundo dedicada al salvamento de barcos. «Desde el sábado tenemos un equipo trabajando en la zona. Si las condiciones meteorológicas lo permiten, en dos o tres semanas habremos retirado todo el carburante», explica a LA RAZÓN Max Iguera, de la compañía Cambiaso Risso, representante de Smit Salvage en Italia y que está coordinando la operación a orillas de la isla del Giglio.

Antes de poder bombear el combustible a otra embarcación, los técnicos están realizando un trabajo preparatorio para estudiar dónde están las válvulas, cómo pueden quitarse y de qué forma podría calentarse el carburante para transportarlo.
«Pasarán unos días antes de que estemos en condiciones de empezar», dice Iguera.
De momento, su empresa sólo ha sido contratada para esta tarea, pero es muy probable que Smit Salvage también se encargue del rescate del «Costa Concordia». «Primero hay que calcular los movimientos de la nave, haciendo un estudio detallado por medio de inmersiones, tanto dentro como fuera del barco. Nuestro objetivo inicial es recuperar la embarcación entera, de una sola pieza». Para ello habrá que cerrar todos los agujeros del casco, sacar el agua que hay en su interior y finalmente conseguir que el «Costa Concordia» se enderece. «Las soluciones varían mucho según los casos. Depende de mil variables. Para ponerlo vertical se podrían utilizar pontones fijados al fondo con anclas muy grandes. Estos pontones tienen unos tornos gigantes que tiran de cables asidos a la nave. Antes fijaríamos estructuras de acero para darle mayor fuerza. Al tirar de los cables y retirar el agua que hay dentro, el barco se endereza», explica Iguera.

Si los técnicos tienen éxito con esta operación, a continuación remolcarán el «Costa Concordia» a un astillero donde tratarán de repararlo. Si no se puede sacar entero porque las brechas en el casco son demasiado grandes o la estructura interna está deformada, se cortará la nave con un cable de acero especial con puntas de diamante. Esta herramienta ya la utilizó Smit Salvage en el salvamento del submarino «Kursk». El buque crucero quedaría fragmentado en alrededor de cien partes, lo suficientemente pequeñas para que pudieran ser retiradas con una grúa y transportadas por otra embarcación.

«Esta operación duraría en torno a un año. Si se consigue sacar el barco de una pieza, podríamos haber terminado en menos tiempo», dice Iguera. El coste del rescate depende mucho de lo que se tarde, pero será en cualquier caso de «varias decenas de millones de euros».