Santiago de Compostela
Iba a misa todos los días
Era piadoso y cumplía religiosamente con la costumbre de asistir a misa todos los días. Siempre a las siete y media de la mañana. Había trabajado durante 25 años como electricista autónomo para la catedral de Santiago de Compostela. De hecho, Manuel Fernández Castiñeiras llegó a falsificar un documento para simular que era trabajador fijo contratado por el templo. Este hecho, y una regulación de empleo, obligaron a la seo a prescindir de sus servicios. Esta causa puede encontrarse en el origen que motivó la sustración del Códice Calixtino. De hecho, Fernández Castiñeiras, que ha sido arrestrado por estar presuntamente relacionado con el robo del libro, consideró que era un despido improcendente y llegó a reclamar la cantidad de 40.000 euros. Las discrepancias que mantuvo con el deán y la Iglesia no le impidió seguir asistiendo a sus oraciones habituales. Uno de los vecinos que le conocieron reconoció ayer a Efe: «Así es la vida, qué le vamos a hacer... tuvo un fallo o una idea mala, seguramente quería tener en la estantería de su casa un libro importante como ése y se lo llevó». Él mismo aseguró que era alguien correcto, pero que no solía mantener mucho trato con nadie. La causa de esta tensión fue una denuncia judicial cuando desempeñaba el cargo de presidente de la comunidad de vecinos, porque intentaba imponer sobre los demás su punto de vista: «Siempre quería ser el jefe y mandar».
Víctima colateral
Además de él han sido arrestados su mujer, María Remedios; su hijo, Jesús Fernández, y la novia de éste, acusados por colaboración en este delito. Otro vecino declaraba: «Nunca me imaginé que pudiese hacer algo así. Ha sido una sorpresa». Todos han notado que últimamente algo «extraño», más de lo habitual, en su comportamiento. Aunque ninguno de ellos podían imaginar la causa. Por otro lado, el déan de la sede compostelana, José María Díaz, apuntó quién ha sido el principal dañado, aparte de la imagen que ha dejado la seguridad de la biblioteca de la catedral: «La víctima de la pérdida fui yo, que tuve que cesar como archivero». Y declaraba ayer: «Hace ya tiempo que había una pista única y teníamos certeza absoluta de la persona que lo había sustraído». Insistió en que lo que deseaban era recuperar la obra robaba y no coger al ladrón. Y contó algunos detalles relacionados sobre la primera inspección ocular que ha podido llevar a cabo sobre el Códice: «Vino el juez con la policía para hacer las comprobaciones de si había sufrido daños y si era el auténtico». Incluso aportó detalles: «Hemos visto que está en un estado de conservación perfecto, incluso hasta con los mismos registros que yo personalmente le había puesto la última vez que lo manejé», en referencia a los papeles que había entre las páginas.
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