Lugo
Un marrón llamado Blanco por Alfonso Merlos
La losa del desempleo masivo y la sombra putrefacta de la corrupción. El PSOE no sabe ganar elecciones. Ni perderlas. Los que han utilizado sus dos últimos triunfos para debilitar y dividir a la nación española ahora se encaminan hasta el precipicio dejando una herencia envenenada a la sociedad y a los jueces. Paro constatado y uso de las instituciones para perpetrar presuntos delitos que conllevan penas privativas de libertad, amén de inhabilitación para cargo público. ¡Y lo que nos queda por conocer!
Simplemente con lo que sabemos, en cualquier democracia fuerte el caso Blanco se llevaría por delante al portavoz del Gobierno, lastraría sin contemplaciones al candidato presidencial y haría casi innecesarios los argumentos para la victoria esgrimidos por el partido de la oposición. La campaña estaría vista para sentencia.
En el PSOE pos zapateril, Blanco ha jugado casi todas las cartas y casi ninguna con limpieza. Haya acertado o no, su imagen hoy es la de un cadáver político. Su futuro es más negro que el de Rubalcaba, cosa harto complicada. Y la vía de agua que abre en unas filas socialistas ya de por sí diezmadas y desmotivadas es sencillamente brutal. El escándalo que está protagonizando penosamente el cabeza de cartel por Lugo le hace un siete a su partido. Pero no lo lamentemos, por favor, porque es incomparable al que su partido le ha hecho a la mayoría absoluta de los españoles.
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