Distribución
El «boom» de la juguetería sexual
Uno de cada cuatro españoles utiliza estimuladores y un tercio se muestra a favor de experimentar con ellos. Los baleares son los más atrevidos y los riojanos los menos
Hace tiempo que salieron de las tiendas tabú, los «sexshops», para alojarse en las estanterías de las farmacias, parafarmacias y supermercados y así dejarse querer por el público general. Según el Informe Durex de Bienestar Sexual, las camas de los españoles están abiertas a la novedad y a las actividades diversificadas. España se considera un país sexualmente activo que no duda en incorporar a sus relaciones dosis de humor y diversión.
Según la investigación elaborada por el fabricante de preservativos, el 25 por ciento de la población utiliza juguetes estimuladores y hasta un 30 manifiesta estar interesado en probarlos. Porque, ¿quién no le ha planteado alguna vez a su pareja la pregunta?: «¿Y si compramos uno y lo probamos?, ¿eh?». Así, ocho de cada diez usuarios «fijos» lo hacen con su pareja, según el mencionado informe. De hecho, sitúa en 18 minutos la media de tiempo que las parejas españolas dedican a «calentar motores». Ya sea para añadir más carbón al fuego o simplemente para poder encenderlo, los ginecólogos los recomiendan a sus pacientes.
Razones «saludables»
Los estimuladores desempeñan un papel creciente en las relaciones sexuales, ayudan a descubrir zonas erógenas y a potenciar el disfrute. «En el caso de las mujeres, las vibraciones que generan los estimuladores ayudan a disparar las respuesta sexual en zonas como la vulva y el clítoris», explica Francisca Molero, ginecóloga y vicepresidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexo y presidenta de la Sociedad Catalana de Sexología (SCS). Para que los dispositivos tengan el efecto deseado, como manifiesta Rosario Castaño, psicóloga clínica y sexóloga deldel Insituto Palacios, Salud y Medicina de la Mujer, «si no hay una buena interiorización de la sexualidad cualquier estimulo externo se vivirá sin ningún tipo de erotización y placer».
De esta forma, el juego se convierte en una eficaz herramienta para alcanzar el bienestar sexual. Para las parejas que se inician en el uso de los estimuladores el primer momento resulta ridículo, pero después notan que «mejora la comunicación en pareja, ayuda a conocerse mejor y permite disfrutar de una vida sexual activa y sana», explica Molero. Dedicar tiempo a los preliminares, no sólo favorece la estimulación, sino que permite redescubrir otras zonas erógenas más allá de los genitales, lo que proporciona una experiencia sexual mucho más plena que la única búsqueda de la consecución del orgasmo. «Con ello conseguimos la desgenitalización del sexo y se da un paso más allá», añade la presidenta de la SCS.
Cada vez más, los juguetes sexuales cumplen la función de contribuir a que las relaciones sean creativas y satisfactorias. Y así lo dice otro estudio, realizado para Philips, que menciona entre las actividades preliminares a la faena la estimulación genital, que realiza hasta un 78 por ciento de los encuestados. Y, es más, hasta en esto se pueden establecer diferencias autonómicas pues a los que más le «va» jugar con estas «herramientas» sexuales es a los baleares, donde más de un tercio es asiduo, y los que menos a los riojanos.
También existen diferencias en cómo se emplean si se compara con el resto de Europa. «En España, se ha popularizado el uso de los estimuladores, pero en la mayoría de los casos siempre en pareja, a diferencia de nuestros vecinos que lo hacen más a nivel individual», añade Molero.
Y para los más escépticos y reacios, cabe mencionar que según se extrae de un trabajo elaborado por la Escuela de Farmacia y Bioquímica de la Universidad Maimónides de Argentina, la crisis económica que puede acabar con la libido, anima, sin embargo, a las mujeres a comprar estimulantes sexuales para llevar la alegría sus alcobas.
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