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Una semana crucial

La Familia Real ha dado, una vez más, ejemplo del cumplimiento estricto de sus obligaciones oficiales 

La Razón
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Una vez dado el paso de afrontar la situación creada por la dudosa actuación empresarial de Iñaki Urdangarín, la Familia Real ha continuado con el cumplimiento de la agenda oficial prevista esta semana tanto para los Reyes como para los Príncipes de Asturias. Y lo han hecho, como siempre, con el sentido del deber que siempre ha caracterizado a los miembros de la institución de la Corona, haciendo gala de poner al mal tiempo buena cara y con la firme decisión de demostrar que un incidente de este tipo, grave y delicado sin duda, no va a torcer su firme compromiso con los ciudadanos españoles.

La decisión del Rey de encarar sin dejar pasar más tiempo los hechos derivados del llamado «caso Urdangarín» fue oportuna y necesaria. Era lo que había que hacer, sin perder un día, una hora o un minuto más, ya que el deterioro provocado por el torrente de información publicada amenazaba con llevarse muchas más cosas por delante. La gravedad de la situación requería romper el silencio con una actuación contundente, que no dejara un resquicio de duda del rechazo de la corona a todo lo que puede haber de turbio e ilegal en el capital obtenido por el duque de Palma consorte a través de sus empresas. Sobre todo, después del torpe e insuficiente comunicado hecho público por el yerno del Rey el sábado por la tarde, en el que Urdangarín salía al paso del aluvión de informaciones acusatorias que le ponían en evidencia.

Valentía
Es un hecho sin precedentes la comparecencia, el lunes 12, del Jefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, ante los periodistas en el Palacio de la Zarzuela. Una actuación valiente la de salir a la palestra para anunciar dos decisiones importantes: la primera, calificar de poco ejemplar la actuación de Urdangarín; la segunda, más grave y dolorosa a nivel interno familiar, la de apartar al marido de la Infanta Cristina de cualquier actividad oficial e incluso dejar caer que esa medida cautelar podría afectar también a la propia hija del Rey.

Una vez dado ese paso, la Familia Real ha dado una vez más ejemplo del cumplimiento estricto de sus obligaciones oficiales. Primero fue la aparición pública de los Reyes y los Príncipes en el almuerzo de despedida al gobierno de Zapatero. La segunda, en las consultas en el despacho de Don Juan Carlos con los representantes de los distintos partidos con representación parlamentaria. Un paso obligado previo a la designación de Mariano Rajoy como candidato a la Presidencia del Gobierno.

En esos encuentros, el Rey ha dado otra prueba más de su sentido institucional y de su capacidad de mantener el tipo al recibir y conversar con algunos políticos que no solamente no ocultan su republicanismo, sino que, en algunos casos, han traspasado las normas elementales de la buena educación al expresar al Monarca su franca hostilidad. El Príncipe de Asturias, considerado en muchos sectores como el miembro de la monarquía más perjudicado por el asunto Urdangarín por los elementos de duda que pueden surgir en el horizonte respecto al futuro de la Monarquía, también ha demostrado saber estar en su sitio.
Los medios de comunicación, al examinar con lupa su discurso en la presentación de la Fundación Príncipe de Gerona en Barcelona, destacaron la apostilla que hizo al definir la fundación como una entidad que cuenta con «una ambición honesta y transparente». Unas cualidades que presuntamente han faltado en el Instituto Noos, fundado por su cuñado, el Duque de Palma consorte.

Envueltos por la vorágine de acusaciones y sospechas que acechan el futuro de Urdangarín, quizá no se han destacado suficientemente algunas de las consideraciones que hizo el Jefe de la Casa del Rey el día de su comparecencia. Como la preocupación por el descenso en las encuestas de la valoración de la Monarquía. O el deseo de que los ciudadanos perciban a la Familia Real cerca y no de espaldas a ellos. Unido a esto, el anuncio de medidas de más transparencia y austeridad: la publicación de gastos y partidas del presupuesto de la Casa y el estudio para reducir gastos de la institución.

Y un mensaje de Navidad más breve y directo, dirigido a los españoles que más sufren las consecuencias de la crisis y el paro.