Navarra
ETA forzará un «Lizarra-2» para imponer la independencia
- Documento interno: La banda ha diseñado una estrategia para repetir el proceso de la tregua-trampa. - Patxi López mueve ficha: Reunirá a los partidos, incluido Bildu, para analizar la nueva situación. - Amenaza de Batasuna: Advierte de que el «conflicto» aún no ha terminado. - El Gobierno dice que es «la hora de la política» y Rajoy avisa de que no negociará con la banda
El comunicado, con el cese definitivo, pero condicionado, de la actividad armada, anunciado el jueves por ETA, formaba parte de un «cronograma» de la banda, publicado en exclusiva por LA RAZÓN. En los documentos, de los que hoy se da a conocer una segunda toma, se contempla la constitución de un nuevo «Pacto de Estella» («Lizarra-2», lo llaman ahora los terroristas).
El primer «Pacto de Estella» o de «Lizarra» (el nombre de la ciudad en euskera), se produjo durante la tregua trampa de 1998-1999. Consistió en la agrupación de partidos, sindicatos y grupos separatistas, con el fin de imponer, por la vía de los hechos, la independencia del País Vasco, con la anexión de Navarra. Fracasó. Según los citados documentos, a los que ha tenido acceso este periódico, elaborados en 2009, el nuevo pacto está incluido en otro plan. Los objetivos secesionistas son los mismos, pero ETA lo ha dividido, por razones estratégicas, en dos «patas», claramente definidas. Por un lado, está «Lizarra-2», la cara amable y popular, del que forma parte, entre otras iniciativas, la Conferencia Internacional, celebrada en San Sebastián.
La otra parte es un «Bloque Popular Independentista» (BPI), en estos momentos la coalición «Amaiur», dinamizado por ETA y cuyo eje central es Batasuna. El objetivo de este grupo es el de apartar de la primera línea del nacionalismo vasco a Aralar (lo ha logrado) y al PNV, con el fin de erigirse en fuerza hegemónica.
«Lizarra-2» se define en los documentos como un «espacio político, sindical y social convergente sobre bases y contenidos para un proceso de diálogo, negociación y acuerdo democrático en Euskal Herria», similar al primero. «Estamos pues –agrega– ante un espacio sin fronteras ideológicas previas, en términos de proyecto político, que se configura en "colchón"social para avalar y soportar un proceso de negociación y acuerdo político. Es decir, tiene que significar un blindaje social para que el proceso democrático, con sus características, avance hacia el acuerdo político».
Los estrategas etarras consideran, con el lenguaje ampuloso que siempre incluyen en sus documentos, que «este ámbito de convergencia tiene, pues, que "despolitizarse"en torno a conceptos específicos a cada fuerza o proyecto político, superando esquemas frentistas en la arquitectura y construcción del proceso de negociación y acuerdo (...) que, además, tendría el aval y cobertura de entidades o personalidades internacionales». Que traducido, quiere decir que hay que procurar sumar al mayor número de grupos posibles para dotar de gran fuerza a «Lizarra-2» y aprovecharse de ello. Por eso, advierten sobre la necesidad de dar «una cobertura que evite alineamientos ideológicos definidos y permita darle al proceso negociador la irreversibilidad y perspectiva que necesita, para superar atascos de condicionamiento», por ejemplo por «la estrategia del PP».
Mientras ETA y Batasuna ofrecen su cara amable a través de «Lizarra-2», trabajan en el «Bloque Popular Independentista», que tiene como objetivo «modificar la correlación de fuerzas en el transcurso del proceso negociador o en el desarrollo de los acuerdos políticos». Es decir, se aprovechan de unos, como el PNV, para el «proceso» democrático, y, mientras, se organizan para derrotarle en las elecciones. «El núcleo central, vanguardia y motor, es la izquierda abertzale aunque debe abordar un diseño que permita vertebrar un bloque de carácter interclasista pero identificado con programa de cambio político y social en la senda independentista». La banda aclara que el «BPI» («Amaiur» en la actualidad) no puede nunca sustituir a Batasuna, que es su «partido de masas» por excelencia.
EL DETALLE
La insignia del homenaje
Durante la comparecencia del lendakari Patxi López, al termino de la reunión del Consejo de Gobierno de Vasco, se pudo ver en la solapa del dirigente una insignia que representa una flor «siempreviva» en recuerdo de las víctimas de ETA.
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