Francia

Los islamistas cumplen su amenaza y reanudan los ataques a Mauritania

Prometieron vengar la muerte de los siete terroristas abatidos en la fallida operación para salvar a Germaneau.

Nicolas Sarkozy saluda a los asistentes de la 18º Conferencia de Embajadores Franceses celebrada ayer en el Elíseo.
Nicolas Sarkozy saluda a los asistentes de la 18º Conferencia de Embajadores Franceses celebrada ayer en el Elíseo.larazon

MADRID- Un soldado ha muerto y dos más resultaron heridos la noche del martes tras un ataque suicida de Al Qaida en el acuartelamiento de Nema, al este de Mauritania. El supuesto terrorista utilizó un vehículo cargado de explosivos que trató de empotrar contra la fachada del edificio. Los integristas del Magreb ya habían advertido a la población civil de que «debía alejarse» de cualquier instalación militar.
Varios soldados dispararon contra el suicida antes de que el coche llegase al recinto, aunque no pudieron evitar la explosión. El impacto de los proyectiles podría haber causado la detonación de los explosivos que hirió a los tres militares. Uno de ellos falleció ayer en el hospital.
 El cuartel sufrió importantes destrozos y algunos edificios colindantes se vieron afectados también por la explosión, entre ellos centros administrativos como la sede de la Gobernación –Wilayay– y la Prefectura –Mughata–, que sufrieron daños leves en su infraestructura.
Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI) había prometido «vengaza» a Mauritania por haber participado junto al Ejército francés en el fallido intento de rescate del rehén Michael Germaneau, la noche del 22 al 23 de julio. En aquella operación murieron siete terroristas que se encontraban en un campamento en Mali asaltado por las tropas de ambos países en busca del secuestrado, que sin embargo no se encontraba allí. Poco después, Al Qaida anunció la ejecución del rehén galo y aseguró que se vengaría de Francia y Mauritania por las siete bajas de integristas. «No será hoy, ni mañana ni pasado, pero llegará», amenazaba AQMI.
Precisamente ayer, Nicolas Sarkozy recordó que no se arrepiente de la operación contra Al Qaida, a pesar de no haber evitado la ejecución de Germaneu. Según el líder francés, fue éste el «primer golpe duro» a los integristas de la zona. Además, Sarkozy se comprometió a ayudar «sin reservas» a los gobiernos de la zona que lo soliciten en la lucha contra el terrorismo islamista.
Mientras, en el cuerno de África, las milicias islamistas de Al Shabab, vinculadas a Al Qaida, aún mantenían anoche algunos combates contra las tropas de la Unión Africana que defienden al Gobierno provisional somalí. Los 4.000 soldados ugandeses y burandeses son prácticamente el único obstáculo que impide a los integristas hacerse con el control total de Mogadiscio.