Londres
Miró por la puerta grande
Su fundación acoge una gran retrospectiva de la obra del pintor catalán
BARCELONA- Más allá del Miró colorista, del genio de vanguardia, del pintor poético, existe un Miró comprometido con su tiempo, gran defensor de la libertad y un artista obsesionado con transformar sus raíces catalanas en imágenes universales. Todas estas facetas son las que explora la exposición antológica «La escalera de la evasión», la mayor retrospectiva del artista desde su centenario, hace cerca de 20 años. En total, 170 obras que siguen las diferentes etapas del pintor, en una exposición organizada en colaboración con la Tate Modern de Londres y que también se podrá ver en la National Gallery of Art de Washington. Sin duda, una de las grandes de esta temporada.
Amor por el payés
La muestra arranca en la primera década del siglo XX, con los ecos de la I Guerra Mundial todavía en el corazón del artista, mientras esperaba para dar el salto a París. Entre otras obras, destaca «La masía», de 1921 y sus oleos paisajistas de Mont-Roig, donde sus padres compraron una casa. «En su primera obra vemos su implicación con la identidad catalana, su amor por la tierra y por el payés, y su obsesión por convertir lo local en universal», señaló ayer Matthew Gale, comisario de la muestra junto a Marko Daniel y Teresa Montaner.
Apartir de aquí, viajamos a la Guerra Civil, el franquismo, la II Guerra Mundial, hasta llegar a su última obra, en plena Transición. La segunda etapa del pintor nos lleva de lleno al París de entreguerras, absorbido por las corrientes surrealistas bretonianas, en la que destacan cuadros como «Payés catalán con guitarra», de 1924, en el que pierde del todo la figuración y el campesino se convierte en una barretina roja sobre fondo azul. «La intención inicial era hacer una panorámica completa de la obra, pero vimos que se podía ir más allá y descubrir su evidente compromiso con la época que le tocó vivir», aseguró Rosa Maria Malet, directora de la Fundación Miró. La caída de la dictadura de Primo de Rivera y el Gobierno republicano también están presentes con obras como «Llama en el espacio y mujer desnuda», de 1932, y «Hombre y mujer delante de un muro de excrementos», de 1935; y los espacios reservados para la Guerra Civil tienen obras maestras como «Pintura-Poema, una estrella acaricia el pecho de una negra», de 1938.
Entre otras obras imprescindibles del artista está su serie de litografías sobre monstruos de Barcelona, como imágenes de víctimas de la II Guerra Mundial, o el grupo de «Constelaciones», en que se consolidan las imágenes icónicas mironianas. Los trípticos «Azul», 1960, y «Pintura sobre fondo blanco para la celda de un solitario», de 1968, con una única línea diagonal irregular que atraviesa el cuadro, nos llevan a los últimos años de Miró, en un viaje impresionante por 60 años de pintura.
- Dónde: Fundación Joan Miró. Parc de Montjuïc. Barcelona
- Cuándo: hasta el 18 de marzo.
- Cuánto: 10 euros. Tel. 934 439 470.
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