Historia
Nacer
¿Cuántas veces habrá tenido Vd. que escribir en documentos la fecha su nacimiento, el día al menos para la Administración, y si, para completar la broma, se mete Vd. en horóscopos y cálculos astrales, hasta la hora y el minuto? Pero, hombre, ¿cómo puede vd. creer semejante cosa? ¿Qué pruebas tiene del caso? No le va a dejar muy tranquilo el testimonio de los mayores, con la mala memoria, intenciones y fantasías de que están cargados; pero Vd. mismo, lo peor: ¿cómo va uno a haber nacido en tal fecha, cuando es tan claro que en aquel entonces uno no estaba?
¿Se lo toma Vd. como un convenio necesario, una falsificación venial? No sabe lo que están haciendo con usted: al Estado, la banca, el seguro, que consisten en administración de futuro, o séase de muerte, les hace falta, sí, saber desde cuándo tienen que contar con usted, porque, ya que se le ha fijado un fin, el fin, amigo, requiere su principio; pero a usted…vamos, no digo su persona jurídica, sino lo que quede de usted por bajo de ella, a ti no te hace falta para nada saber cuándo has nacido: por el contrario, eso te mete preso, te condena y te ejecuta. Tú, de veras, no has nacido nunca: lo que salió al aire del seno de tu madre, por más que acaso de meses atrás le buscaran un nombre propio para que no se les escapara, eso no eras tú, y todavía estuvo resistiéndose año y medio o más a que lo hicieran ser usted: a Vd. lo costituyeron cuando, por esos meses y ya en el idioma de su tribu, le comunicaron: «Has de morir», le crearon un porvenir. Y ya entiendes como luego esa noticia hubo de venir, hacia atrás, a clavarte en el registro y en la fecha de tu nacimiento. Pero no hagas tanto caso de ese manejo, hombre: se trata nada más que del tiempo, ése en que te hacen creer, en que quieren encerrarte, el del reloj y el calendario, que es el que el poder, su orden ideal y sus negocios, necesita: tanto, que ya toma la ciencia a su servicio y hace con el mundo lo mismo que contigo: como tiene un fin, ya que tiene un futuro, tiene que tener también un principio y hasta matemáticamente fijado, génesis, Big-Bang y hasta el origen del tiempo, ¡madre mía!, y demás fantasías que te han venido contando a lo largo de los siglos. Pero eso a tí no te toca: tú no has nacido nunca ni vas a morirte un día, porque te estás muriendo y a la vez naciendo, conmigo, ahora, y sin darte cuenta.
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