España
Zapatero al PSOE: «Estamos mejor de lo que parece»
El presidente recuerda al PSOE que siempre «aguantaron las críticas y que siempre empezamos de nuevo».
Era un día, y así lo dijo, más propicio para los abrazos que para las palabras; más para la memoria y las emociones que para los discursos. Pero habló. Y aunque el momento podría haber invitado a despejar la incógnita de si se presentará o no a la reelección, no lo hizo. Zapatero siempre ha dicho que, «en política, administrar bien los tiempos es un valor». Ayer, lo reiteró en la calle Ferraz, donde acudió al homenaje que el PSOE le brindó por el décimo aniversario de su victoria en el XXXV Congreso Federal.Allí fue donde dijo tener un convencimiento «muy íntimo» que quería compartir con los suyos: «Estamos mejor de lo que parece y lo vais a vivir». El pronóstico era un émulo de aquella célebre frase que pronunció tras ganar a José Bono el 23 de julio de hace hoy diez años: «No estamos tan mal». Siempre fue optimista, no lo niega, pero ayer explicó el por qué en el contexto de la crisis económica: «No lo soy porque desconozca las dificultades, sino porque conozco las potencialidades de los españoles».Fue una tarde de emociones, de reencuentros, de presencias y de ausencias. Al acto estaban invitadas los miembros de tres Ejecutivas Federales y todos los ministros de sus diferentes gobiernos, los secretarios generales, los presidentes autonómicos... Presentes, casi todos; ausentes, Solbes, Montilla, Ibarra o Fernández Vara, entre otros. Pero el presidente sólo quería hablar de la unidad y la cohesión demostrada por el PSOE en esta década, diez años que quedarán, afirmó, «en la historia del partido y forjarán futuros mejores». Lealtad fue una de las palabras que más reiteró, pero que quiso personalizar en un sólo nombre, el de José Bono. Fue su única mención, bueno no, también tuvo una sentida cita para con el entrañable Alfonso Perales, el que fuera hasta su fallecimiento secretario de Política Autonómica de su segunda Ejecutiva.Ensanchar la pluralidadHizo, luego, un recordatorio rápido de sus diez años, de aquel congreso en el que tomó las riendas del socialismo; de sus cuatro años de su oposición útil («Nunca intentamos ganar con las críticas más lacerantes, sino con la coherencia, la credibilidad y ofreciendo un rumbo distinto»); de aquel «no nos falles» que los jóvenes coreaban bajo el balcón de Ferraz la noche de su primera victoria electoral; de la retirada de las tropas de Iraq... Un tiempo que en nada ha diferido, a su juicio, de lo que siempre fue el socialismo, «que ha sabido aceptar críticas y huelgas. Pero no os olvidéis -apostilló– que siempre empezamos de nuevo. Cada vez que con humildad reconocemos errores, mejoramos la política y la democracia, igual que cuando promovemos el diálogo y los acuerdos».Ya aquí invocó su capacidad para «dirigir con espíritu democrático y talante abierto» con el propósito de ensanchar la pluralidad» y recordó algunas de las leyes aprobadas en estos últimos años: violéncia de género, depdencia, igualdad, matrimonio homosexual... «leyes que están ya en nuestra historia y perdurarán en nuestro país». Porque lo que importa, según sus palabras, «es lo que perdura». Y lo que perdurará de su paso por el Gobierno, según el relato que hizo, será que «fuimos capaces de lograr que nos miraran desde fuera de España de otra manera. Por defender la retirada de Iraq, por luchar contra la pobreza...». Los puntos suspensivos no indican que no acabara aquí el relato, sino que la emoción quebró su voz hasta que hilvanó otro argumento con el que reivindicó al PSOE como el partido que «está en toda España, el que respeta todas las lenguas,todas las identidades y todas las banderas». Única licencia contra el PP«Es nuestra tarea de presente y de futuro», dijo antes de defender una España «unida en la diversidad, la convivencia y que requiere una tarea continua que ejerceremos con responsabilidad. Nosotros la asumimos y nos hacemos cargo de los problemas, no como los que miran hacia otro lado, aun siendo los que los provocaron». Fue su única licencia contra el PP antes de entrar en la crisis económica y defender su rumbo «en favor de España», la alta capacidad del socialismo para las reformas y la asunción de responsabilidades «más agradables y más difíciles», las que producen beneficios a corto y a largo plazo. Estas últimas, las más díficiles de tomar son, subrayó, «las más necesarias» y son en las que mide la defensa del interés general «y donde los socialistas se reconocen». Estaba agradecido, emocionado, tranquilo y relajado, tanto que en una inesperada visita a la sala de prensa se ofreció incluso a escribir la crónica para este periódico.
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