Suecia

Manifesta 8 arte por un tubo

Cualquier manifestación artística puede ser útil para romper barreras e inducir a la reflexión y a la provocación. Prueba de esta realidad es Manifesta 8, la bienal nómada de arte contemporáneo que ayer abrió sus puertas al público para hacerle partícipe, durante 100 días, de las propuestas de 150 artistas que exponen en las 14 sedes que la muestra dispone en Murcia y Cartagena

Manifesta 8 arte por un tubo
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El espectador podrá descubrir piezas originales, transgresoras, extrañas y por momentos, inclasificables, que no han dejado indiferentes a las 2.000 personas (entre artistas, galeristas y periodistas) que ya se han acercado a los vídeos que, en este caso, dominan sobre las instalaciones, las fotografías, las performances y las esculturas.

Recuperar edificios

La importancia que tendrá Manifesta 8 sobre la Región de Murcia no es únicamente que situará a sus dos principales ciudades dentro del mapa de las capitales europeas del arte contemporáneo estos meses, sino el diálogo entre arte y arquitectura, así como la recuperación de edificios emblemáticos, como el antiguo edificio de Correos y Telégrafos de Murcia y la prisión de San Antón de Cartagena, convertidos ahora en grandes sedes de distintas manifestaciones creativas con las que reflexionar sobre la política, la economía, la religión, la sociedad y la sexualidad. ¿Lo peor? La saturación mental que puede llegar a provocar en el espectador que pretenda descubrirlo todo en un par de días.

Hasta el momento, el trabajo del artista Pedro G. Romero parece ser uno de los más comentados de la muestra. Y es que a su proyecto «Archivo FX», un conjunto de imágenes iconoclastas de España, a las que suma una colección de vírgenes rotas, santos amputados e imágenes de iglesias en ruinas extraídas de la Región de Murcia. Iniciativa que se puede descubrir en el centro social de Santa Lucía de Cartagena. La sorpresa también tiene su lugar en la bienal. Sólo hay que darse una vuelta por el pabellón 2 del Cuartel de Artillería de Murcia.

Allí, encontramos al artista Tomás Vanek destruyendo gigantes globos con los que elabora una suerte de collage en la pared. Su trabajo procesual, «Particip número 111», invita a «pensar en redondo, actuar en cuadrado», como él mismo refiere. «Me interesa la participación del público y la temporalidad de la instalación que estoy creando con el látex de los globos», añade.

En otra sala del mismo emplazamiento muchos espectadores observan la obra de los turcos Banu Cennetoglu y Shiri Zinn, un consolador rosa transparente que deja ver el polvo recogido en el espacio expositivo de los pabellones. «Se trata de una oda a la impotencia frente al monumentalismo. Una reflexión sobre el poder, el placer y también sobre la autoridad», explican los creadores.

Tres mujeres y tres vídeos

Sorprenden asimismo al visitante, todavía en el cuartel de Artillería, la instalación de Kajsa Dahlberg. Una colección de 400 postales enviadas a Suecia desde Jerusalén por inmigrantes judíos en el transcurso del último siglo. Numerosas estampas clasificadas en función del contenido y del mensaje que transmiten. En el mismo lugar, la artista Tanja Widmann profundiza en el modernismo con una instalación compuesta por tres vídeos en los que se observan a tres mujeres que eligen distintos modos de presentarse al público. En definitiva, una bienal para la reflexión. Tanto es así, que hasta el consejero de Cultura y Turismo de la Región de Murcia, Pedro Alberto Cruz, advirtió ayer en la inauguración que «quienes consideran Manifesta 8 una concesión a la cultura y el espectáculo no se han enterado de nada. El arte jamás conseguirá ser político si previamente no es educativo», concluyó.