Francia
Fernando Cruz: «Ser como soy me ha costado no estar más arriba»
El diestro Fernando Cruz comienza un nuevo proyecto de la mano de ABG Toros, una empresa joven dirigida por Óscar Anaya, Juan Bravo y Luis Alfonso Garcés, que se encargará de llevar la carrera del madrileño. La Razón habla con el matador de Chamberí para conocer cuáles son sus objetivos y retos en esta nueva etapa de su carrera.
-¿Cómo son sus sensaciones ante este nuevo proyecto?
-Muy buenas, estoy muy ilusionado, es un muy buen momento para mí. Mis nuevos apoderados son tres jóvenes empresarios pero grandes aficionados. Tienen mucha confianza en mí como torero y persona, y esperamos tener una temporada muy bonita.
-¿Qué objetivos se han marcado?
-El principal es realzar mi carrera, que la gente vuelve a saber de mí, que sepan que estoy dentro de este mundo y que no me he perdido. En este sentido, ya hemos empezado a trabajar en el campo y tengo muy buenas sensaciones, aunque en ningún momento he llegado a perder la confianza.
-¿Por qué ha decidido poner su carrera en mano de tres jóvenes empresarios y no buscar la experiencia de alguien más curtido en este mundo?
-Lo primordial para mí es tener personas que se involucren, que respeten al toreo y al torero como persona. Primo más la persona y ganas de trabajar que mil promesas que luego no serán cumplidas. Esto hoy en día es muy complicado de encontrar. Mis nuevos apoderados lo tienen, confían en mí, me respetan y son muy trabajadores. Actualmente se miran mucho los intereses personales, en cambio ABG Toros lo único que desea es reactivar mi carrera.
-En este sentido, ¿cree que la llegada de gente joven a este mundo es positiva?
-Se necesita gente seria, formal, honesta, con ganas de trabajar y respetarla profesión, todas las personas que lo hagan con o sin experiencia son bienvenidas.
-¿Considera que será complicado remontar otra vez el camino?
-La situación es difícil, pero lo bueno es que no soy un desconocido. Aún soy joven, pero ya tengo ese poso y experiencia importante como torero. Lo bonito de esta profesión es que lo que hoy es negro mañana puede ser blanco. Hoy no hay nada, pero al día siguiente puedes tener un toro importante, aunque sea un sobrero, le das quince o veinte muletazos, haces una buena faena y vuelves a estar en el candelero. No obstante, ahora lo importante es ir día a día y trabajar para evolucionar.
-Como novillero tuvo que emigrar a Francia para trazar su propio camino, ¿la línea a seguir será parecida o el reto es otro?
-Francia me lo ha dado todo como torero y ese camino luego lo he rematado en Madrid. Han sido dos bastiones importantes. Pero yo me considero un torero de Madrid. Ese es el reto. Luego será lo que Dios quiera. Aunque hay que ser realista, no se acaba la vida por no entrar en Madrid.
-Con más de ocho años dentro de este mundo, ¿le ve algún lado negativo?
-Con el paso del tiempo uno ve la vida desde otro campo más profundo, y te das cuenta que lo único que hay puro en esta profesión son el toro y el torero. Para mí el toreo es mi vida, lo que me hace feliz, pero a veces hay mucha competencia desleal y poco compañerismo.
-¿Cree que exigirle tanto a esta profesión, con valores como seriedad, formalidad, honestidad, es lo que le ha provocado no estar en un puesto más privilegiado?
-Desde luego, ser como soy me ha costado no estar más arriba.
-Si pudiera volver a empezar ¿cambiaría algo?
No. Todo lo que he conseguido ha sido por mí mismo, nunca quise coger el camino fácil. Me fui muy pequeño a Francia para abrirme camino yo solo, eso es lo que más valoro.
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