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«El reto era lograr una imagen imbuida en la eternidad»

La Razón
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«Quería hacer una imagen a escala natural que fuera muy cercana. Para ello buscamos a una chica como de 16 o 17 años y le hice unos moldes en los que se fijaron hasta los poros de la piel. Entonces apareció el reto de que no se viera en la Virgen a una persona con una subjetividad concreta, sino que estuviese imbuida en la eternidad», comenta Javier Viver sobre «La Bella Pastora». Sobre el fenómeno suscitado por esta imagen comenta Viver que «es cierto que hay parte de la obra que la haces tú, pero luego descubres que hay otra parte que no. Hasta cierto punto la obra de arte supera al artista. A veces te quedas un poco impresionado al ver cómo la gente me manda cartas y correos electrónicos diciéndome que su encuentro con la imagen les ha tocado fuertemente o les ha cambiado la vida; todo eso es lo que pertenece a ese Otro interventor».

Siempre que hay una celebración eucarística especial, como el ingreso de una nueva chica, la responsable del Instituto Iesu Communio invita a los asistentes a que, cuando concluya el acto, se acerquen a «la Bella Pastora» a depositar sus plegarias en su regazo. Son las religiosas las primeras en pasar a a saludar a la imagen y después, como parte de la ceremonia, se acerca el resto de los fieles. Son muchos los que aprovechan la ocasión para abrazarse a la imagen y orar apoyándose en la figura de esta joven Virgen.