La Nochevieja de los excesos

El fin del mundo que anuncia el calendario maya (aunque ellos lo definen como un cambio de etapa), parece que comenzó la pasada Nochevieja en Madrid. Ya fuese por despedir un mal año para algunos o para celebrar excesivamente la llegada del nuevo, la noche del 31 de diciembre al 1 de enero se saldó con un balance muy alto de incendios, intoxicaciones etílicas y drogas.

En comparación con el fin de año de 2010, la última noche de 2011 tuvo muchos más incidentes. En total, el 112 de la Comunidad de Madrid recibió 3.616 llamadas, frente a las 3.375 del año anterior. Entre ellas, hubo un 74 por ciento más por fuegos provocados por los petardos que recibieron el nuevo año. Los bomberos realizaron un centenar de salidas de las cuales 41 fueron por fuegos, 30 de ellos en contenedores y papeleras, siete en viviendas y locales y dos en vehículos. En Nochevieja se realizaron 117 llamadas por incendios frente a las 67 de 2011. Por suerte la mayor parte fueron de poca importancia: en la calle y jardines, causados por arrojar cohetes y petardos.

Sin embargo, sí hubo un fuego grave debido al estallido de un artefacto pirotécnico que alcanzó una terraza en la calle Sepúlveda de la capital, a la altura del 126, y prendió varios muebles y ropa que había en la terraza. Las llamas y el humo afectaron a una vivienda colindante pero no hubo más consecuencias que dos personas que fueron atendidas por el Samur y dadas de alta al momento.

En cuanto a las intoxicaciones etílicas, el número de llamadas al 112 por este motivo fue cinco veces superior al de cualquier noche normal y un 3,7 por ciento más que en 2010. En total fueron 195 borracheras frente a las 188 del pasado año, la mayoría de jóvenes y en la vía pública, especialmente a partir de las cuatro de la madrugada. Hubo un 50 por ciento más de intoxicaciones etílicas leves que hace un año y se atendieron a cuatro personas por una intoxicación por drogas en la fiesta celebrada en una discoteca de la calle Barceló.

Más broncas y alcohol
Una de las consecuencias del exceso de alcohol fueron las reyertas a lo largo de la noche. En total hubo 237 peleas y agresiones, 17 más que en la Nochevieja pasada, un 7,7 por ciento más. Estas broncas se produjeron en mayor número a partir de las siete de la mañana y, en general, con un resultado de lesiones menores leves o muy leves. Por suerte este año no hubo ningún herido por arma blanca.

También posiblemente a causa del alcohol o del exceso de velocidad, se registraron 49 llamadas al 112 por accidentes de tráfico, un 32 por ciento más que al comienzo de 2011, la mayor parte de ellos por choques de chapa. Se registraron ocho infracciones por conducción temeraria y 33 infracciones de tráfico. La capital registró dos accidentes muy graves durante la noche. El primero de ellos ocurrió a las 7:45 horas cuando un motorista de 28 años se salió de la vía en el kilómetro 10 de la A-5, en la incorporación a la M-40. Debido al suceso sufrió un traumatismo craneoencefálico severo, por lo que tuvo que ser estabilizado e intubado y trasladado al 12 de Octubre por una UVI móvil del Samur.

El segundo accidente grave tuvo lugar menos de media hora después en la M-14, la carretera que va de la M-40 al aeropuerto, cuando un coche con tres jóvenes a bordo perdió el control y destrozó 20 metros de valla protectora. El herido más grave fue un hombre de 35 años que viajaba en el asiento trasero y que salió despedido en el choque. Sufrió un traumatismo craneoencefálico severo y un traumatismo torácico por lo que fue trasladado a La Paz en estado muy grave. Otra de las ocupantes, una mujer de 33 años, quedó atrapada en el vehículo con una pierna fracturada por lo que fue trasladada el Hospital Ramón y Cajal. El conductor resultó contusionado y fue dado de alta en el lugar.

Toneladas de basura
Tras la fiesta también quedaron consecuencias visibles en los lugares más transitados durante la Nochevieja. Así, el Servicio de Limpieza Urgente (Selur), retiró de la Puerta del Sol y alrededores 22.600 kilos de residuos, un 27% más que el año pasado. Según explicó el jefe de Operaciones del Selur, José Luis González Roa, el motivo fue que las «buenas» temperaturas, no tan bajas como en otros años, animaron a «muchísima más gente» a disfrutar de las uvas en el kilómetro cero.