Sevilla

La terna del año figuras cercanas

Julián López «El Juli», José María Manzanares y Alejandro Talavante. Terna de lujo. El cartel de la temporada. El más de moda. Tres triunfadores tres, en boca de todos. Toreros de muchos kilates, aunque también figuras revestidas de una enorme humanidad.

Manzanares torea en redondo durante un tentadero, que reunió también a los otros dos protagonistas del año, El Juli y Talavante
Manzanares torea en redondo durante un tentadero, que reunió también a los otros dos protagonistas del año, El Juli y Talavantelarazon

Alejados de los focos fuera del ruedo, pero cercanos para con el mundo del toro. Así es el torero del 2011, comprometido con su entorno, preocupado por sembrar en el futuro de la Fiesta y, por supuesto, repleto de torería.Dentro de este contexto, se reunieron el viernes a pocos kilómetros de la capital estos tres tenores del toreo. Con la finca de El Juli como escenario y la presencia de unos pocos privilegiados, aficionados del Foro de la Juventud Taurina, los tres grandes triunfadores del 2011 organizaron un tentadero de lujo para fomentar y acercar el toreo al público, en especial, a sus seguidores más jóvenes.

«La juventud es lo que debemos cuidar con mayor esmero, que vivan este mundo desde dentro y vayan cogiendo afición, necesitamos que la afición se refresque para seguir creciendo», explica el anfitrión sobre una iniciativa que Manzanares entiende «fundamental» porque «asegura una continuidad, son el futuro de la Fiesta y es importante volcarse en ellos, los más jóvenes, para recoger lo sembrado en unos años». Precisamente por este motivo, el torero alicantino dio el año pasado un paso al frente para abrir una ventana a la innovación. El progreso al servicio del torero. «El año pasado decidí meterme en las redes sociales y transmitir lo que es el mundo del toro, porque el que no lo conoce, lo ve todo reducido a una lucha y no es así.

Ahora con el avance de las nuevas tecnologías, los toreros tenemos la oportunidad de ofrecer mucho más de lo que se ve en la plaza: ser más cercanos y explicar nuestros sentimientos», explica el hijo de matador de toros y hermano de rejoneador. «En el ruedo les puedes emocionar, pero no hay esa unión ni ese vínculo que se genera al contar los sentimientos que te mueven, compartir tu responsabilidad, tu esfuerzo día a día, tus miedos...», añade, tranquilo, sentado en el estribo de la plaza de tientas tras casi una hora de fotos y autógrafos sin perder su aún imberbe sonrisa de 29 años.

A sus espaldas, la vitola de gran triunfador de lo que va de campaña. El nombre del momento. Y es que la eclosión del «boom» Manzanares parece no tener fin: «Castellón, Valencia, Sevilla, Jerez, Madrid, Valladolid, Nimes... He salido triunfador en todas y reconozco que no puedo quejarme, porque el año está siendo muy macizo, pero claro... Nunca podía pensar que iba a juntar todo eso en el mismo». No en vano, y pese a confiar en sí mismo, el levantino, responsable el pasado abril del único indulto hasta la fecha en La Maestranza con «Arrojado» y designado triunfador del reciente San Isidro, no oculta su estupor.

«No paro de sorprenderme, ni yo mismo me lo esperaba por todo el invierno duro de operaciones que he tenido por la mano. Estoy muy contento y disfruto mucho delante del toro, así me lo planteo, no voy obsesionado con el triunfo, porque la presión te atenaza y siempre te hace ser menos. Yo disfruto, hago disfrutar a la gente y a consecuencia de ello, viene el éxito», analiza. Un discurso que también hace suyo El Juli. Despreocupado de cifras, orejas y logros para la posteridad, el madrileño prioriza «las sensaciones».

«Los matadores vivimos de ellas y yo atravieso un momento muy bueno, en Sevilla no me dejé ganar la pelea, saqué lo mejor de mi toreo y salieron dos tardes inmensas; en Madrid hubo también momentos intensos en la Beneficencia y con la oreja del primer día. Me veo cada vez más suelto allí y me gusta anunciarme en contra de lo que la gente piense», recuerda El Juli, que paseó cinco orejas en Sevilla para cruzar por segundo curso seguido la Puerta del Príncipe, antes de deshacerse en elogios a sus dos compañeros.

«Manzanares es, sin duda, el personaje de la temporada, no para de triunfar, y Alejandro pegó un zambombazo importante en Las Ventas, así que este año con aguantarles el ritmo me doy por satisfecho», bromea sobre una sana rivalidad, en realidad, inexistente. «Cada vez que nos juntamos, nos divertimos mucho, tenemos buen feeling entre nosotros y somos amigos, ya no es que haya complicidad, es que hay una amistad que, además, nos enriquece como toreros», apostilla Talavante. Su carrera, relanzada tras cuajar a un Ventorrillo en la, sin discusión, mejor faena de San Isidro. De dos orejas a ley.

«Nos llevamos muy bien y los admiro, me encanta su concepto para interpretar el toreo. Luego en la plaza cada uno mira por sí mismo, es normal, pero la relación entre los tres es excelente. De hecho, en cuanto coincidimos en cartel, luego cenamos juntos», insiste Manzanares, que vivió un auténtico calvario el pasado invierno por los tendones de su mano. «Aún no tengo toda la movilidad que quisiera, porque la última falange del pulgar todavía no puedo moverla. Está con fuerza, pero sin tacto. A final de temporada habrá que volver a visitar el quirófano para quitar adherencias de la piel al tendón.

«La mano me cortó la progresión y me ayudó a mentalizarme en disfrutar de mi profesión que, para mí, es un Arte, no una competición», matiza antes de rememorar su paso venteño. «La puerta grande de Madrid fue muy especial, porque no había podido aún sentir ese apoyo de la gente hacia mí, noté que fueron más cariñosos y respetuosos. No es la faena que yo sueño con hacer en Las Ventas, pero sí me gustó por la entrega. He estado muy a gusto toda la feria, no sólo esa tarde. Además, por la espalda, la mano... no he actuado tanto, soy más nuevo para ellos, por eso me sorprendió, sobre todo, esa complicidad con la plaza. Fue tan emocionante...», suspira con la mirada perdida en aquellos recuerdos.

Un abismo con aquel chaval que hace un puñado de años le cortaba la coleta a su padre en La Maestranza a lágrima viva. «Han cambiado muchísimas cosas técnica, profesional y mentalmente, que es la que yo más he percibido. Antes todo lo basaba en la necesidad de la competición, en la carga de triunfar, luego maduras y ves que lo básico es disfrutar con lo que haces. Si no sale hoy, yo lo he puesto todo, ya saldrá mañana. Así asumo todo y estoy viviendo una etapa muy bonita, pero que está respaldada en que yo me siento muy bien con mi gente y conmigo mismo».

Un círculo personal que mantiene «al margen». «Y me gustaría seguir así, no por esconder nada, sino porque soy feliz con mi propia intimidad. «Para un torero es esencial su público, porque se debe a él y a mí me gusta estar cerca de mis aficionados, pero no entraré nunca en ese juego de la prensa rosa, nunca me valdré de la familia para sacar partido». Un entorno crucial para Talavante, pues «hay que mantener los pies en el suelo, aunque a veces cueste, para asimilar los éxitos sin volverse locos».

El próximo 3 de julio, este trío de oro volverá a dar una nueva muestra de su humanidad en Murcia. Allí, harán el paseíllo en el festival benéfico que busca recaudar fondos por los afectados por el reciente terremoto en Lorca. «El mundo del toro se ha volcado completamente, lo viví en primera persona, porque tengo muchos amigos allí, y haremos un esfuerzo por ayudarlos», comenta Manzanares, que alabó «la respuesta desde ganaderos, empresarios o toreros... hasta los que cuelgan los carteles».

Solidaridad torera. Buena prueba de su peso en el escalafón como también lo es un traspaso al Ministerio de Cultura desde Interior, que ya está prácticamente «tramitado». «En su día, dimos un paso por representatividad, pero luego las riendas debe llevarlas un organismo como la Mesa del Toro que aglutine al sector al completo, ahora remamos en la misma dirección y todos los estamentos estamos unidos en el camino», concluye satisfecho El Juli.

Calamaro, tapia de lujo para las tres figuras
El tentadero, promovido por el Foro de la Juventud Taurina, aglutinó a los tres grandes protagonistas de 2011. Siete vacas sirvieron para sacar a relucir su talento en la plaza de tientas de la finca «Feligrés». Tras sus lances, tomaron el testigo algunos alumnos de la Escuela Taurina de El Juli, como el ya novillero con caballos Fernando Adrián. Los propios aficionados se echaron al ruedo ayudados por las tres figuras. Sin embargo, todas las miradas y comentarios se centraron en la misma persona. El cantante Andrés Calamaro volvió a exhibir su enorme afición por la Fiesta y respondió al órdago de las figuras, que le invitaron a dar unos pases. Sin complejos, el argentino montó estoque y muleta para mostrar su valor ante unos maestros inmejorables.