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Con la soledad en la recámara

«Open 24H», que se presentó en Málaga y Sitges, «se estrenará con pocas copias. Es una película de largo recorrido, que debe estar en sitios selectos», dice Torras.
«Open 24H», que se presentó en Málaga y Sitges, «se estrenará con pocas copias. Es una película de largo recorrido, que debe estar en sitios selectos», dice Torras.larazon

Héctor trabaja de guardia de seguridad en una chatarrería por las noches. Durante el día, le esperan en una casa del extrarradio de Barcelona un hermano con una discapacidad psicofísica y un padre permanentemente enfadado, además del sufrimiento derivado de cefaleas constantes y el insomnio. El panorama, ya desolador, empeora con sus problemas laborales y su incapacidad para ponerles solución. Sólo existe una vía de escape para él: la lectura de «El mensaje de los dioses», de Erich von Daniken, pero no es suficiente. Todo arrastra al protagonista hacia el desastre. «Me interesaba mostrar una realidad que nos podría afectar a todos, un estado de ánimo que cualquiera puede llegar a tener. En estas circunstancias, podemos, incluso, convertirnos en sociópatas», explica el director, Carles Torras.

Para paladares exquisitos

Los aspectos formales de la cinta tampoco dan tregua al espectador. En blanco y negro, sin acompañamiento musical y a través de planos fijos de larga duración, Torras quiere construir «la atmósfera de una película de terror, donde los monstruos no son bichos, sino la realidad. El trabajo de claroscuros ayuda a crear el ambiente de este submundo que tratamos en la cinta», añade. La elección del blanco y negro responde a su predilección por el cine antiguo. «Antes como estudiante y ahora como profesor de cine, admiro el trabajo de aquellos grandes directores», asegura. Guionista, director y productor de esta singular cinta, Torras augura un profundo cambio en la industria del cine en España.

«Dadas las circunstancias, el 50 o 60 por ciento del cine español va a desaparecer. Sólo permanecerá aquel con una visión muy personal destinado para paladares exquisitos y ese otro más industrial, de carácter comercial». Aunque su experiencia en este terreno no fue muy satisfactoria –dice que con «Trash», su anterior largometraje, se sintió como el «último mono»–, asegura que «no siempre haré cine independiente. Soderbergh y Gus Van Sant han variado mucho de registro».