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Manjón la «coartada» de los sindicatos
Madrid- No era el momento ni el lugar. Atocha, desde hace años refugio para el recuerdo de aquellos que perdieron la vida el 11 de marzo de 2004, se convirtió en el escenario de un controvertido acto. Los responsables, una vez más, los sindicatos. Y es que lo que debía ser un homenaje a las víctimas de los atentados se transformó en un mitin político cargado de reproches y críticas al Gobierno, a la Justicia y, lo que es peor, a otras víctimas del terrorismo.
A las 10:00 horas, puntuales, llegaron los representantes de los sindicatos UGT, CC OO y la Unión de Actores de Madrid. Tampoco faltaron el líder del PSM, Tomás Gómez, y su número dos, Maru Menéndez. Junto a ellos, la presidenta de la Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo, Pilar Manjón, la «coartada» perfecta para justificar la presencia de los sindicalistas en un homenaje a las víctimas. Pero se equivocaron en las formas o, al menos, en sus discursos, ya que apenas sí hicieron alguna referencia hacia los que ya no están. Sus palabras eran dardos envenenados.
«Se avecinan tiempos en los que habrá quien se empeñe en enfrentar a víctimas con víctimas; a mujeres con mujeres en torno a eso que llaman ‘‘violencia estructural de género''; a parados con los que tienen el privilegio de tener trabajo», profetizaba el líder de CC OO en Madrid, Javier López. Y habrá quien se pregunte qué tiene que ver esto con el 11-M... y hará bien. Un discurso aprendido que también recitó su homólogo de UGT, José Ricardo Martínez: «Hoy es un día en el que nos hacen recordar, pero por otros motivos, aquel 11 de marzo –en clara alusión al PP– y recuerdo a quienes nos mintieron, a quienes nos manipularon, a quienes nos hicieron sentir vergüenza de nuestros representantes y ocho años después intentan seguir mintiéndonos». Y en esa misma línea de reproches siguió Manjón, aunque dirigidos contra el fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce. «Los criminales están juzgados con todas las garantías procesales», recordaba la presidenta de la asociación mayoritaria de víctimas del 11-M, mientras recriminaba a Torres-Dulce que «su decisión de investigar lo ya investigado se podría tomar a broma si no fuera por la manipulación repugnante de unos conspiranoicos fanáticos para demostrar que no fueron yihadistas».
Críticas contra los medios y una muy concreta contra otras víctimas del terrorismo: «Estaríamos encantadas de que hubiera sido ETA y el explosivo fuera titadyne porque, así, ahora podríamos formar parte del Gobierno vasco o ser eurodiputadas». A buen entendedor... Y al final, con la ofrenda floral, dieron rienda suelta a las emociones.
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