Todos con Montserrat

Lo que debía ser un gran concierto de la diva catalana Montserrat Caballé fue derivando, poco a poco, en un gran homenaje del coliseo a la que ha sido una de sus más grandes artistas con todas las entradas vendidas desde hacía días, incluido un numeroso núcleo de fans internacionales. En un programa sorpresa, un tanto improvisado y ecléctico, que fue descubriendo la propia artista aprovechando sus intervenciones, como ha hecho siempre, para ir desgranado su amor por el Liceu, sus estudios en el Conservatorio del mismo nombre y edificio y las magníficas noches junto a los grandes artistas españoles e internacionales ofrecidas allí desde su debut con «Arabella» en 1962 e incluso comentar sus recientes operaciones de rodilla. A este homenaje se apuntaron grandes artistas catalanes como Josep Carreras o Juan Pons, así como Juan Diego Flórez, una de las sorpresas más exitosas de la velada o algunos jóvenes vinculados a sus clases magistrales que no fueron precisamente lo mejor de la velada. La soprano catalana fue la encargada de ir descubriendo un programa sorpresa que se inició con la siempre impactante obertura de «Los maestros cantores» de Richard Wagner. Tras ella unas palabras de Ferran Mascarell (consejero de Cultura de la Generalidad Catalana en representación de todas las instituciones políticas presentes). Después, ella misma fue la primera en cantar con una sentida y sorpresiva interpretación de la «Habanera» la «Carmen». Le siguieron dos alumnas: la soprano coreana Ji Young Jo, quien interpretó «Casta Diva» de «Norma» con un destacado control del «fiato», a pesar de una voz algo pequeña y un estilo todavía mejorable, e Irina Churikova, quién ofreció una imponente versión de «Pace, Pace mio Dio» de «La forza del destino» de Verdi, aunque con una afinación no del todo controlada. Otra joven, ganadora del Concurso Caballé de Zaragoza, la surafricana Pretty Yende fue la más aplaudida gracias a una impecable interpretación de «Qui la voce» de «I Puritani».

Agudos portentosos
Cerrando la primera parte el tenor ruso Nikolai Baskov ofreció una olvidable romanza de zarzuela «No puede ser» de «La tabernera del puerto» y un dúo algo más meritorio junto a Montserrat Martí Caballé de «El fantasma de la ópera» de Andrew Lloyd Webber. Tras el descanso llegaron los pesos pesados; un vídeo de Plácido Domingo celebrando este homenaje, y la participación de Flórez, con unos agudos portentosos en «La donna è mobile», junto con un recuperado Carlos Álvarez con una muy notable interpretación del aria «Ah, per sempre» y María Gallego con una emisión de gran belleza en la reconocida aria del «Gianni Schicchi». Memorable por su parte el «Cortigiani» ofrecido por Pons y perfecta la guinda del reencuentro en el Liceo con Carreras, quien le cantó su canción preferida: «T'estimo», de Edward Grieg. Caballé cerró el programa con la escena final de «Le roi de Lahore» más acorde con sus capacidades vocales actuales y ofreciendo como única propina la «Marcha de la paz» de Vangelis, acompañada por su hija, por Nikolai Baskov y por el Coro del Liceu, que ya le había dedicado un sentido «Va pensiero». José Collado, habitual de la diva catalana, fue el encargado de dirigir eficientemente desde el podio a una Sinfónica del Liceo que Caballé elogió en diversas ocasiones. Un homenaje algo deslavazado y falto de verdadero interés en su primera parte que sí logró emocionar a los espectadores tras el descanso.