Italia un país en silencio

Italia se despertó golpeada por la pérdida de uno de sus ídolos. Era imposible ver un telediario o entrar en una página web y no encontrarse con el rostro de Simoncelli y la explicación de la tragedia que había sucedido al otro lado del mundo. Su padre, su representante y su novia lo vivieron in situ a la puerta de la clínica del circuito, mientras que su madre, Rosella, y la hermana pequeña del piloto vivieron la noticia desde la casa familiar de Coriano. Y tantas fueron las muestras de cariño de la gente cercana, que hasta los Carabinieri se desplazaron para que pudieran estar medianamente tranquilas y que nadie amenazase su intimidad.

En todos los partidos del «Calcio» que se disputaron ayer se guardaron emotivos minutos de silencio, mientras su imagen, sonriendo, como siempre, aparecía en los videomarcadores. Las banderas ondeaban a media asta desde el mediodía en muchos de los edificios oficiales, pero nada podía evitar el dolor.

Una pena que personificará para siempre su progenitor, desesperado y con la cinta que sujetaba el pelo de su hijo enrollada en la muñeca derecha, quizá esperando a que terminase la carrera para devolvérsela.

«Buen viaje, las palabras no explicarán jamás el sufrimiento», decía Marco Melandri, despidiéndose del que fue su compañero. Simoncelli, sin saberlo, lo hizo unas horas antes con un vídeo para su nueva página web que sería el último.