África

Bruselas

Los hombres del régimen pilotarán la transición en Túnez

Los tunecinos intentan volver a la normalidad tras una de las semanas más convulsas de su historia. Ayer muchos regresaron a su puesto de trabajo, e incluso algunos se sentaron a charlar en las terrazas de la capital.

Varios operarios se llevan retratos del huído presidente tunecino, Zine el Abidine Ben Alí, que decoraban uno de los edificios de la sede del primer ministro, al sótano del edificio en Túnez (Túnez)
Varios operarios se llevan retratos del huído presidente tunecino, Zine el Abidine Ben Alí, que decoraban uno de los edificios de la sede del primer ministro, al sótano del edificio en Túnez (Túnez)larazon

El toque de queda se ha reducido de 6 de la tarde a 6 de la mañana y la mayoría aprovechó para ir a los comercios en los que por fin se pudo volver a comprar pan. Mientras, la clase política daba los últimos retoques a Gobierno de unidad. Aunque no era oficial, ya se había filtrado que el partido de Ben Ali, Reagrupamiento Constitucional Democrático (RCD), seguiría en el poder. La Avenida Habib Bourguiba volvió a ser escenario de fuertes protestas.

Por un lado, militantes de la UGTT marcharon desde la sede del sindicato hasta la famosa avenida bajo el eslogan de «RCD lárgate». Cuando intentaban seguir, el Ejército les impidió el paso. Era curioso ver cómo algunos se salían de la manifestación para abrazar o felicitar a los militares. Aun así, no retrocedían por lo que los soldados dispararon tiros al aire para asustarles. Los cánticos seguían y desde un camión cisterna un cañón les regó con agua hasta que desistieron.

Tan sólo una hora después, otra protesta avanzaba desde la zona sur de la Habib Bourguiba. Caras mucho más jóvenes, que se concentraron allí a través de Facebook, fueron poco a poco rodeados por policías y antidisturbios. Los gritos de «libertad» se mezclaban con cánticos «anti RCD». Incluso hubo algún tunecino que se levantó la camiseta para mostrar que no tenía miedo de ser disparado. Sobre las 12:15, los antidisturbios lanzaron granadas de gas lacrimógeno por la avenida hasta que se dispersó la multitud.

Aunque se usaron formas distintas de intimidación, las dos manifestaciones se convocaron por el mismo motivo: evitar que los que estaban en el régimen de Ben Ali pudieran ser partícipes de la transición política de Túnez.

El primer ministro, Mohamed Ghannouchi, llegó más de una hora tarde a la rueda de prensa. Quien lleva desde 1999 en el mismo cargo fue el encargado de hacer el anuncio a los medios de comunicación. Sentado, sólo y con un hilo de voz que refleja la avanzada edad del «premier», Ghannouchi anunció la formación del Gobierno de unidad. El partido de Ben Ali no sólo es una de las cuatro fuerzas políticas que lo forman, sino que además, seis de sus hombres no dejan los cargos que desempeñaban antes del viernes y 12 de los 19 ministros seguirán siendo del régimen. Aunque se trata de un hecho histórico en Túnez, los líderes de la oposición Nejjib Chabbi del PDP, Mustafa Ben Yafar del FDTL y Ahmed Ibrahim, del ex comunista Etadjid, se tendrán que conformar con ministerios menos importantes como Desarrollo, Sanidad y Educación, respectivamente. En comparación con las carteras de Interior, Exteriores, Finanzas y Defensa en manos del RCD. Los tunecinos consultados lo calificaron de «régimen enmascarado» y de «más de lo mismo».

No obstante, también se hicieron los primeros gestos por el futuro democrático de Túnez. «La primera y la última palabra permanecen en el pueblo», dijo el primer ministro antes de comprometerse a «liberar a todos los presos políticos». Para los que durante la mañana reclamaban justicia para los mártires de la revolución, el Gobierno ha creado una comisión de investigación de sus muertes y para los que se quejaban de la corrupción hay una segunda comisión para perseguir a «aquellos que han hecho grandes fortunas» con el dinero público. El «premier también anunció la eliminación del criticado ministerio de Información y prometió «la libertad de expresión y garantizar la libertad de prensa».

El embajador de la UE en Túnez, Adrianus Koetsenruijter, aseguró a LA RAZÓN que la clave está en la confianza: «Tienen que cambiar el tono del mensaje para convencer a la población de que van hacer una transición que puede preparar el Túnez de mañana».


La UE otorgará el estatus especial si se consuma la democracia
A la espera de que los Veintisiete consensúen su postura durante la próxima reunión de sus cancilleres el 31 de enero, la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, volcó su ayuda con el «valiente pueblo de Túnez» en su «lucha pacífica por sus derechos y sus aspiraciones democráticas», y que logró el derrocamiento del autoritario Ben Ali. La vicepresidenta de la Comisión Europea ofreció a Túnez asistencia para «preparar y organizar» las próximas elecciones y un «apoyo duradero» durante la transición democrática. Además, Bruselas también está dispuesta a enviar ayuda para cubrir «necesidades urgentes» que las autoridades tunecinas puedan demandar. «Túnez ha alcanzado un punto de no retorno», dijo Ashton en un comunicado conjunto con el responsable de Ampliación y vecindad, Stefan Füle.

La Comisión ya trabaja en un «paquete más amplio» para acompañar los cambios una vez que la situación política se estabilice. En este sentido, una portavoz comunitaria aseguró que una de las posibilidades es acelerar el estatuto avanzado con el país, lo que mejoraría las relaciones con Túnez, algo que España no pudo lograr durante su Presidencia de la UE en 2010. Jorge Valero