Bruselas

Rumanía y Bulgaria con la puerta en las narices

Holanda y Finlandia bloquean la apertura de fronteras a los dos países por sus problemas con la corrupción

La comisaria europea de Interior, Celia Malmstrom, conversa con dos de los participantes en la cumbre de hoy en Bruselas
La comisaria europea de Interior, Celia Malmstrom, conversa con dos de los participantes en la cumbre de hoy en Bruselaslarazon

La apertura de las fronteras europeas a Rumanía y Bulgaria se pospone sine die. Aunque ambos países esperaban que las promesas de sus vecinos europeos se materializaran hoy para entrar en el espacio sin fronteras de Schengen, la anticipada oposición de Países Bajos y Finlandia ha impedido su adhesión alegando la corrupción y las debilidades del Estado de Derecho en aquellos países, en la reunión que mantuvieron los responsables de Interior de la UE ayer en Bruselas.

Cuando ambos países entraron a formar parte de la UE en 2007, se acordó que una vez cumplieran los criterios técnicos fijados, rumanos y búlgaros podrían viajar sin sufrir los controles fronterizos. El pasado mes de abril, la Comisión Europea presentó el informe técnico en el que concluyó que ambos Estados miembros ya reunían los requerimientos en el control de sus fronteras externas para formar parte de Schengen. Sin embargo, Francia primero, y ahora Finlandia y Holanda, vinculan su entrada además a mayores progresos tangibles en la lucha contra la corrupción y el fortalecimiento de la justicia, que también evalúa periódicamente la Comisión, aunque ambos procesos no están vinculados, como el propio Ejecutivo comunitario ha subrayado en el pasado.

En este campo, los avances han sido mucho más modestos, por lo que Finlandia y Holanda se niegan a levantar su bloqueo para una decisión que requiere la unanimidad de los 25 estados de Schengen (la mayoría de la UE, a excepción de Reino Unido, Irlanda y Chipre, más Noruega, Islandia y Suiza).

«Imagina que tienes una puerta con ocho de los mejores candados en el mundo. Pero detrás de esa puerta hay alguien que deja entrar a todo el mundo, entonces tienes un problema», describió el ministro de Interior Gerd Leers.

Ante la inquebrantable posición de bloqueo, la Presidencia de turno de los Veintisiete, que ostenta Polonia, propuso una integración en dos pasos, que respalda también la Comisión. Primero se abrirán los puertos y aeropuertos el 31 de octubre, y se dejaría la apertura de las fronteras terrestres para más tarde. Aunque inicialmente se incluía como fecha del levantamiento de los controles terrestres en julio de 2012, esta fecha fue eliminada en la última revisión el miércoles a propuesta de Francia. Pero esta propuesta tampoco es digerible para Helsinki y Ámsterdam, que todavía no cuentan con el mandato de sus Parlamentos nacionales para ampliar Schengen.

Los ministros acordaron que los líderes de la UE vuelvan a revisar el tema cuando se reúnan este mes. La Presidencia polaca espera convencer a fineses y holandeses, aunque fuentes diplomáticas no son muy optimistas con que se pueda alcanzar un acuerdo antes de la próxima evaluación de la Comisión sobre la lucha contra la corrupción de ambos países el próximo verano.

Rumanía ya respondió a la posición holandesa con el bloqueo de un cargamento de doce camiones de tulipanes en la frontera el pasado viernes alegando una «bacteria peligrosa». Sin embargo, ayer fue la Presidencia polaca la que lanzó las críticas más duras a Holanda y Finlandia por sus «promesas rotas» con rumanos y búlgaros y la «falta de solidaridad» con unos países que ya vigilan las fronteras exteriores de la Unión, pero que no se benefician del espacio sin fronteras.


No a la reforma de Schengen
La Comisión Europea presentó ayer su propuesta para reformar la llamada gobernanza de Schengen, es decir, quién tiene la última palabra a la hora de reintroducir los controles fronterizos. Para evitar decisiones unilaterales, Bruselas plantea «comunitarizar» las decisiones, dejando sólo en manos de los Estados miembros el cierre por razones de seguridad por no más de cinco días. La gran mayoría de los países se opusieron ayer a la propuesta, liderados por Alemania, Francia y España, recordando que son ellos los que tienen que retener el control en casos, por ejemplo, de amenaza terrorista.