Pekín
Washington alerta de la tensión entre China y Japón
PEKÍN- Una manifestación en el centro de Pekín es algo totalmente inusual. Las autoridades, atentas a lo que ocurre en cada rincón de la ciudad, disuelven cualquier embrión de protesta. Con una importante excepción. Cuando la ira se canaliza contra un país extranjero, las convocatoriaspasan de prohibidas a asistidas. Sobre todo si se trata del viejorival nipón. Es lo que ocurrió este fin de semana en al menosnoventa ciudades de la segunda potencia mundial, donde se repitieron actos «antijaponeses», algunos de ellos violentos. En la capital, miles de personas tomaron la calle y se plantaron frente a la embajada nipona, pidiendo que su país entre en guerra, mostrando fotografías deMao Tse-Tung y carteles con soflamas nacionalistas, lanzando piedras y maceteros, quemando banderas y coreando eslóganes con insultos contra los «demonios japoneses». La tensión es tan elevada que el departamento de Defensa norteamericano advirtió ayer del riesgo a que se produzca un error de cálculo y la tensión derive en un conflicto regional. La disputa por la soberanía de las islas Diaoyu, a las que losjaponeses llaman Senkaku, es el origen de la crisis diplomática. Y lacompra de tres de los islotes por parte del Gobierno japonés, eldetonante definitivo de las protestas. Ocurrió la semana pasada. Desde entonces, se han atacado fábricas de empresas niponas, restaurantes conmenú de «sushi», incluso coches de marcas como Toyota. La violencia, aunque aislada por ahora, ha llevado al «premier» japonés a exigir a China que garantice la seguridad de sus ciudadanos.que el Gobierno chino se comprometa a asegurar la seguridad de susciudadanos.
La campaña nacionalista se ha orquestado también a escalainstitucional: se han cancelado acuerdos comerciales y educativos, seha animado al consumidor chino a boicotear los productos japoneses, eincluso se ha suspendido su publicidad en las televisiones públicas.Para evitar convertirse en diana de la ira, cientos de restaurantes ynegocios con letreros en japonés han cerrado sus puertas o hancolocado frente a ellas enormes banderas de China.Los medios de comunicación, tutelados por el Gobierno, han bombardeadodurante días a la población con imágenes de los ocho islotes queforman las Diaoyu, apenas unos peñones cubiertos de vegetación perosituados sobre aguas con cierto valor estratégico que, además, podríanesconder un pequeño yacimiento de petróleo. La mayoría de los diariosse han conformado con repetir los argumentos históricos y políticosque utiliza su Gobierno para reclamar la soberanía de las islas. Otroshan llegado más lejos. "Sirvamos (a Japón) un plato principal conmisiles nucleares y se resolverán todos los problemas", se llegó aescribir en la cuenta "Weibo"(el Twitter chino) del "Vespertino de Pekín".
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