Cae una red que robaba yacimientos arqueológicos

Los miembros de la banda no sólo vendían los objetos que habían robado en los yacimientos, sino que además elaboraban copias de piezas originales con máquinas de alta precisión, las cuales envejecían mediante procesos químicos y físicos para engañar a los especialistas sobre su autenticidad. El Ministerio del Interior ha informado de que se han intervenido más de 120 kilos de oro y plata, 900.000 euros en efectivo, maquinaria para fundición de metal, siete armas de fuego y bloqueado un centenar de cuentas bancarias. Los detenidos trabajaban en las provincias de Jaén, Córdoba, Sevilla y Granada. Cada uno de ellos operaba en alguno de los pasos relacionados con este tipo de delitos, como la prospección, extracción, manipulación y tráfico de los bienes extraídos de forma ilícita. También operaban en otras comunidades autónomas como Madrid y Valencia. Muchas obras que ofrecían a los compradores eran originales de los yacimientos que expoliaban, pero en otras ocasiones se trataba de imitaciones. Cuando se hacían con las piezas robadas en los distintos yacimientos, los expoliadores de campo las entregaban a los responsables de su catalogación, limpieza y restauración. Éstos se encargaban de asignarles un posible valor de venta, y las ofertaban tanto en subastas privadas como online a través de internet. También hacían venta directa a coleccionistas que podrían ser considerados como clientes habituales. La banda contaba con falsificadores que conseguían restaurar piezas «sumamente deterioradas» y darles apariencia de auténticas. De esta forma, a partir de una pieza original hacían una cantidad importante de copias con máquinas de alta precisión. Mediante procesos tanto químicos como físicos lograban envejecer las piezas y engañar incluso a especialistas en cuanto a la determinación de su autenticidad o falsedad.