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La Razón
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¡Acabáramos! En Afganistán no estamos en guerra, porque estamos en «war» (¡guerra en inglés!), según la última sandez del portavoz socialista, esgrimida para justificar la inanidad lingüística de Zapatero, digna del mejor Gila, ése que decía aquello de «¿está el enemigo?, que se ponga; oye no dispares de 4 a 6 que dan el tour por la tele y devuélveme la bala porque sólo tengo una». De nuestra guerra en Afganistán, Gila habría parodiado algo así como «¿está el enemigo?, que se ponga; oye dispara con balas de fogueo porque Zapatero dice que esto es de mentira, a ver si la vamos a liar».

¡Pues claro que estamos en guerra! Que a estas alturas, en que han muerto 93 militares españoles en Afganistán, estemos debatiendo cómo llamar al conflicto es un sarcasmo indigno para las víctimas y sus familias.

Sólo había que observar las imágenes que ha emitido, esta semana Antena 3 en exclusiva para comprender que los talibán nos matan y nuestros soldados tienen que defenderse como pueden, con armas.

Pero el empecinamiento de Zapatero por circunloquiar el nombre de las cosas, por enmascarar la realidad, no es nuevo, lo que significa que el presidente, además de ser un optimista irredento y un obcecado impenitente, no aprende. Todavía estamos pagando su negación de la crisis. ¿Crisis? ¿Qué crisis?, me decía en una entrevista aún en julio de 2008. La crisis era entonces desaceleración, como hoy la guerra es un conflicto bélico, o el paro es una cantera de trabajadores por la patria. Alguien debería echar cuentas de cuánto nos va a costar tanto descrédito internacional.

Sucede, y esto es lo cierto, que Zapatero es prisionero de su etapa de Alicia en el País de las Maravillas. Cuando su peor paro iba a ser mejor que el mejor dato de Aznar. Cuando adjuraba del superávit, mientras hubiera déficit social. Cuando iba a acabar con la violencia de género, haciendo la primera ley. Cuando se hacía fotos con Mohamed VI, con un mapa a las espaldas con Ceuta y Melilla marroquíes. Cuando no se levantaba al paso de la bandera americana. Cuando el parlamento iba a ser el centro de la vida política. Cuando iba a reformar el Senado. Cuando iba a cambiar la Constitución. Cuando iba a reducir los soldados en el extranjero. Cuando gritaba «no a la guerra». Cuando Afganistán era una misión de paz...

Éste es el verdadero problema del Zapatero de hoy, porque acumuló demasiado pasado en tan sólo cuatro años de oposición.

Pasado de entonces que confronta con la realidad de ahora porque el paro se desboca, el déficit nos ahoga, Mohamed VI nos aprieta, Obama nos ignora, el parlamento no es el centro de nada, hemos desplumado el Estado el Bienestar, hay más soldados que nunca en el extranjero y estamos en guerra en Afganistán. Por Dios, olvidémonos de las hemerotecas porque con la memoria, sin necesidad de legajos, qué pesadilla, santo cielo, ya tenemos bastante.