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Lo que sí cuesta un Rey por Fernando Rayón
La publicación, por primera vez en 32 años, de las cuentas de la Casa del Rey ha provocado, como siempre que se habla de Don Juan Carlos que a unos les parezca estupendo –y surgen las inevitables comparaciones con otras monarquías o incluso con presidentes de Repúblicas– y a otros fatal que sigan sin conocerse todas las partidas y gastos que figuran en la nómina de los Ministerios y que se dedican a la Familia Real. Pero ni unos ni otros han cambiado con este asunto sus posturas. Y es que la cuestión no eran las cuentas. El tema es otro.
Pero antes de entrar en el, me gustaría señalar que, quizá lo peor de todo, es el momento, la coyuntura en que se hacen públicas: las actuaciones presuntamente delictivas del Duque de Palma, Iñaki Urdangarín. Creo sinceramente que no venía a cuento hacerlo en este momento, aunque sí darlo a conocer: la transparencia nunca es mala en democracia, y menos cuando afecta al dinero de todos, a los Presupuestos Generales del Estado.
Dicho lo cual, creo que hay una cuestión que se olvida cuando se habla –todo el mundo habla– de lo que nos cuesta el Rey. Me refiero al beneficio que los españoles sacamos de su existencia. Llevamos ya suficientes años de democracia como para poder valorar ese inmaterial que la existencia de Don Juan Carlos ha aportado a nuestras arcas y patrimonio.
En todas las empresas hay partidas: patentes, contactos de los trabajadores, capacitación para desarrollar nuevas estrategias, imagen, prestigio de marca… que son más importantes que cualquier operación de calado. Precisamente para la marca «España» la imagen de Don Juan Carlos ha sido y es un referente fundamental, un «inmaterial» que no sólo nos ha abierto puertas y ha generado respeto, sino que ha sido también fundamental en nuestras relaciones exteriores. ¿Y eso cuanto vale?¿Lo hemos tenido en cuenta a lo largo de estos años?¿Tiene sentido que la aparición de un yerno nos haga mirar de arriba abajo cuando tantas veces el Rey nos ha hecho levantar la cabeza con orgullo?
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