Berlín

Adiós al Sintrom

Tras 60 años de anticoagulantes con peligrosas interacciones con la dieta u otros fármacos y controles periódicos, desarrollan una nueva generación de terapias que evitan de forma eficaz un ictus en pacientes que sufren fibrilación auricular 

Adiós al Sintrom
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Hace tiempo que la Medicina avanza a pequeños saltos, con ligeras mejoras en el tratamiento de las enfermedades. Pocas veces es posible hablar de «revolución» terapéutica. Los pacientes con fibrilación auricular (FA) llevaban seis décadas tomando los mismos fármacos para evitar que un trombo les provoque un grave ictus. Son los antagonistas de la vitamina K, unos anticoagulantes representados por la warfarina o el acenocumarol, cuyo principio activo puede no sonar familiar, pero sí su nombre comercial: «Sintrom». Sin embargo, el popular fármaco que consumen un millón de personas en España puede verse superado por una nueva generación de anticoagulantes orales que ven la luz tras 60 años sin avances espectaculares en este campo. El primero de ellos es dabigatran (comercializado como Pradaxa por la compañía alemana Boehringer Ingelheim). En fases avanzadas de los ensayos clínicos se hallan otras moléculas como rivaroxaban y apixaban (de Bayer la primera y de la colaboración entre Pfizer y Bristol-Myers Squibb la segunda). La fibrilación auricular es la arritmia cardiaca más frecuente que puede contribuir a la formación de un trombo que se aloje en el cerebro causando un infarto cerebral. «Unos 30.000 ictus al año en España son debidos a la fibrilación auricular. El problema del Sintrom es que exige someterse a controles de coagulación cada cuatro semanas e interacciona con otros medicamentos y algunos alimentos», explica José Ramón González Juanatey, jefe de Cardiología del Hospital Clínico de Santiago.


La gran ventaja de los nuevos fármacos frente a los clásicos se resume en que el paciente gana calidad de vida y el médico, seguridad, ya que «un tercio de los enfermos no están tratados principalmente por el miedo a los efectos secundarios», afirma Harold Darius, de la Clínica Vivantes Neukölln de Berlín (Alemania). «El paciente percibe los riesgos asociados a tomar mucho té verde o un gazpacho en verano –en general alimentos con alto contenido en vitamina K, como las espinacas o el brócoli–. Es un doble riesgo si el fármaco tradicional actúa por defecto (riesgo de ictus) o por exceso (sangrados intracraneales», añade Pascual Marco, presidente de la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH). El Sintrom puede perder su efecto en combinación con muchos otros medicamentos y «es normal que los afectados tomen antiinflamatorios, antidepresivos o antibióticos, ya que la mitad de las personas con FA tienen entre 65 y 75 años», asegura Riccardo Cappato, cardiólogo del Policlínico San Donato de Milán (Italia). Según algunos estudios, la mitad de los pacientes tratados con la medicación tradicional deben cambiar sus hábitos dietéticos, un 20 por ciento ve reducida su vida social y en un 14 por ciento se incrementa el grado de dependencia.

Mecanismo de actuaciçon
Pero no todos los representantes de esta nueva era de la anticoagulación son iguales. «Cierto es que actúan sobre una única proteína "diana", no como los antagonistas de la vitamina K, pero dabigatran lo hace directamente sobre la trombina (ver infografía, y los otros dos en un paso previo, sobre el factor Xa», dice Marco.
Por su parte, Antoni Martínez-Rubio, jefe de Cardiología del Hospital de Sabadell incide en que la irrupción de los nuevos tratamientos podría suponer un ahorro para el maltrecho sistema sanitario. «Algunos estudios reflejan que es más barata la administración de los fármacos nuevos que la vía antigua. No es cuestión de comparar el precio de una pastilla y la otra, sino de que una nueva estrategia será ventajosa si implica menos monitorización a los pacientes, menos complicaciones, menos invalidez debida al ictus, bajas laborales, etcétera. Además, aunque todavía está en fase de estudios, los nuevos anticoagulantes pueden tener aplicaciones en otros campos. De momento, lo que se puede decir es que ha supuesto una revolución en fibrilación auricular».