Caso ERE

Miradas en paz por Esperanza Oña Sevilla

La Razón
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El pasado lunes anuncié que, dentro de la ponencia que el Partido Popular de Málaga me ha encargado para el próximo Congreso, hay una propuesta de retirada del recurso interpuesto en el Tribunal Constitucional sobre los matrimonios entre personas del mismo sexo. Cuando la formación política a la que pertenezco decidió, hace ya varios años, iniciar esa andadura legal, no se entendió que se trataba exclusivamente de reivindicar otra palabra para estas uniones.
El recurso no pretendía anular el derecho a estas bodas, ni que se les concediera un contenido jurídico diferente al existente para los matrimonios convencionales. No obstante, lo cierto es que a costa del recurso y del error interpretativo que la pretensión terminológica ha ocasionado, nuestros adversarios políticos se han frotado las manos. Llevan años dirigiéndonos todo tipo de lindezas de las que tampoco nosotros nos hemos sabido defender.

No me parece conveniente que sigamos acumulando desgastes innecesarios. Analizando el recorrido de la manipulación política llevada a cabo desde todos los flancos posibles, se ha generado un estado de opinión contra nosotros que, tal vez, nos indique el camino a seguir. Hemos logrado muchas críticas que resultan pesadas y molestas convirtiéndose en trabas para nuestra credibilidad social.

Retirando el recurso no estamos traicionando nuestro ideario político y, sin embargo, se produciría una justa reconciliación con personas homosexuales que han sentido, equivocadamente, nuestra aparente indiferencia y marginación. Tanto ellas como nosotros nos merecemos que nuestras miradas se crucen en paz. Que percibamos mutuamente respeto y comprensión.

La tibieza nunca es buena en la comunicación ni en la acción, pero ahora es todavía peor. No sólo porque la dureza de la crisis económica exige llamar a las cosas por su nombre, sino porque hay otra crisis, la de valores, más grave que la anterior. De la primera saldremos antes o después. De la segunda tengo peores vibraciones. Nuestra sociedad convive y acepta demasiada violencia, física y verbal. Convive con una falta de educación generalizada de la que además presume como seña de progreso y modernidad. Convive con cargos públicos que aseguran que robar no es delito y con instituciones que no repudian estas conductas, aunque teóricamente existen para rechazarlas. Convive con muchas situaciones inaceptables.

Por todo ello, pongamos el acento en lo esencial, en la bondad, en el respeto a los afectos personales, en los vínculos por amor, en proyectos de vida en común, en sueños de felicidad, en la igualdad entre las personas.

Si lo hacemos así, el recurso y su maliciosa utilización carecen de sentido.

 

Esperanza Oña Sevilla
Alcaldesa de Fuengirola y vicepresidenta del Parlamento andaluz