Medidas económicas
Francia cambia el paso
La victoria del socialista François Hollande en las presidenciales francesas de ayer supone un cambio sustancial no sólo de puertas adentro, sino también para toda la Unión Europea en tanto que reequilibra ideológicamente el eje franco-alemán y pone sobre la mesa otras recetas para afrontar la crisis. También en España tendrá ciertas repercusiones, unas de orden psicológico entre la decaída militancia del PSOE y otras relativas al ajuste fiscal que paradójicamente podrían beneficiar a la política de ajustes de Rajoy. Uno de los ejes de la campaña de Hollande ha sido, precisamente, la defensa de los estímulos públicos para crear empleo y contrarrestar así los efectos negativos del rigor presupuestario impuesto por Angela Merkel como filosofía general para la eurozona. En la medida en que el nuevo presidente francés logre moderar ese rigorismo, España podrá relajar el objetivo de déficit, fijado en el 5,3% para este año y en el 3% para 2013, de muy difícil consecución salvo que se suban más los impuestos y se recorten aún más los gastos. Por tanto, al menos en el plano teórico el triunfo de Hollande tiene aspectos positivos tanto para socialistas como para populares, aunque está por verse que la política de ajuste fiscal europea vaya a experimentar cambios relevantes. En cuanto a los puntos sensibles de las relaciones hispano-francesas, como el terrorismo de ETA, no parece que vaya a experimentar variación alguna y lo más probable es que el nuevo presidente francés mantenga la política de colaboración y firmeza que con gran acierto puso en marcha Sarkozy. Tampoco es previsible, al menos a corto plazo por razones presupuestarias, que puedan desbloquearse asuntos de especial importancia económica, como la línea de muy alta tensión, la conexión del AVE y otras infraestructuras viarias. Por lo demás, las diferencias ideológicas entre Hollande y Rajoy no suponen ningún obstáculo o retroceso con respecto a la etapa anterior y, del mismo modo que Sarkozy y Zapatero mantuvieron excelentes relaciones, no hay razones para pensar que ahora sea distinto. Es cierto que tras la victoria de Rajoy España se ha acercado más a la Alemania de Merkel, pero por esa misma razón a Hollande le interesa cuidar con esmero las relaciones con Madrid. Sea como fuere, nuestro país vecino abrió ayer una nueva etapa política que culminará con las elecciones legislativas de junio próximo. Los socialistas vuelven a la Presidencia tras una larga travesía de 17 años, pero Hollande no lo tendrá nada fácil y, aparte de enfrentarse a una dura crisis económica, deberá gobernar un país en el que la extrema derecha gana posiciones y poder a costa de una derecha que ha entrado en una crisis de liderazgo. Sarkozy, víctima de sí mismo, no logró atraer el voto lepenista y el de centro en cantidad suficiente, y su derrota abre una etapa de incertidumbre en el principal partido de la derecha.
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