Cantabria

El trolas

La Razón
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Quiere ser el presidente de la gente común. Sugiere que los votantes de Esperanza Aguirre no pertenecen a la gente común. Es decir, que hay en Madrid muchísimas más personas no comunes que comunes. Este Gómez se mete en unos berenjenales absurdos. Ha dicho que estudió de niño en un colegio público de Parla. Trola. Estudió en un colegio privado. Para salir del paso y empequeñecer la mentira, justificó su falsedad con un argumento delirante. Que en sus tiempos de infantito no existían en Parla colegios públicos. Había nueve. Ahora, un gran trabajo de Paula Poveda publicado en el suplemento de Madrid de La razón, nos regala una nueva bola de Gómez. El candidato de la «gente común» sólo vive en Parla cuando hay elecciones. El candidato de los menesterosos, los afligidos y los necesitados habita normalmente en un precioso chalé de dos plantas en una urbanización. Muy común. Cuenta el chalé con quinientos metros cuadrados de parcela y un club social con atrayentes piscinas. Lo que no resulta del todo común es que el aspirante a presidir Madrid con los votos de la «gente común» disfrute de esos bienes nada comunes en la provincia de Toledo. Concretamente en Carranque, en una urbanización con sólo cuatrocientos vecinos. Empadronado en Parla y vecino de Carranque. La «urba» no está nada mal para ser de gente común. Cuenta con dos comunes piscinas, algunas comunes pistas de tenis, una común cancha de baloncesto, un común campo de fútbol y un club social de lo más común. Y los precios de los comunes chalés allí construídos para la gente común oscilan entre 250.000 y 400.000 euros, lo que nos da a entender que sus propietarios son gente de lo más común. Lástima que la mayoría de ellos no pueda votar a su vecino Gómez. Carranque es municipio toledano, castellano-manchego, y los vecinos establecen sus democráticas diferencias entre Cospedal y Barreda. Entra con holgura en el ámbito de la honestidad ser el propietario de un hermoso chalé en Carranque. Espero no ser objeto de una perversa interpretación. Pero no entra con holgura en el ámbito de la coherencia hacer demagogia con el argumento de la gente común cuando no se forma parte de dicho apartado. Tener un chalé es legal pero no es común. Tener una parcela de quinientos metros cuadrados a cuarenta kilómetros de Madrid es tan agradable como legítimo, pero no es común. Presentarse como el candidato de la gente común sin ser común es otra trola de Gómez. Con lo sencillo que resulta decir la verdad. «Me llamo Tomás Gómez, quiero ser presidente de la Comunidad de Madrid, tengo un chalé en Carranque, Toledo, y les pido su voto». Y nada que objetar. Incluso es aceptable convencer a los votantes madrileños que vivir en Toledo no supone un desprecio hacia Madrid. Un considerable número de «ertzainas» viven en Cantabria por la seguridad de sus hijos y cumplen su trabajo a la perfección en el País Vasco. Ventajas de la cercanía. Para mí, que Esperanza Aguirre pasa totalmente de los disparates, las trolas y los insultos de Gómez. Ella a lo suyo. Por el contrario, la campaña de los dos principales candidatos, Gallardón y Lissavetzky, al Ayuntamiento de Madrid está siendo tan educada como ejemplar, o lo que es igual, nada común. Y finalizo recordando los nombres de los seis magistrados del Tribunal Constitucional que después de abrir las puertas de las instituciones a los proetarras, y cumpliendo la obediencia debida al Gobierno, pretenden tumbar la «Doctrina Parot». Pascual Sala, Eugeni Gay, Elisa Pérez Vera, Pablo Pérez Tremps, Luis Ignacio Ortega y Adela Asúa Batarrita. Nada tiene que ver con el artículo, pero es lo que hay.