«Entente»

Región de Murcia y Comunitat Valenciana, huerta y jardín, con las mismas necesidades y problemas, idénticas carencias, similares economías y parecidas en su territorio, sus gentes y sus voluntades futuras. Por eso, o tal vez por eso, siempre ha funcionado entre ambas comunidades y sus dirigentes políticos y empresariales una especie de «entente cordiale», un pacto no escrito que, a diferencia del tratado firmado el 8 de abril de 1904 entre el Reino Unido y Francia y que ponía fin a la agresión entre ambas naciones, ha aunado sus querencias a modo de «lobby» para defender sus intereses más allá de sus fronteras. Lo hicieron con la falta de recursos hidrológicos ante gobiernos del mismo o distinto color político. Lo repitieron con la ayuda de Andalucía y Cataluña ante Bruselas en el trazado del Corredor Mediterráneo y, de nuevo, volverán a la carga esta vez a cuenta de la reforma de la PAC, donde Valcárcel y Fabra pedirán que se modifiquen aquellos aspectos que más dañan a la agricultura española. Ojalá se sumen a esa presión contra el acuerdo entre Marruecos y la UE otras regiones igualmente afectadas como Cataluña y Andalucía, pues no se trata sólo del Levante y el Sureste español, sino de nuestra agricultura en su conjunto y donde el litoral mediterráneo resulta ser el más perjudicado. Quienes votaron a favor de ese acuerdo gobiernan todavía en Andalucía y su cambio vendría muy bien para llenar el depósito de la gasolina que se necesita para ese viaje. Pero mucho me temo que quienes lo permitieron traten ahora de no admitir el error y, menos, en plena campaña electoral. ¿O quizás sea el momento de sacarles del gobierno para poder enmendar la plana?