Iglesia Católica
OPINIÓN: Provocación
Miles de familias se reunieron ayer en Madrid para celebrar la Santa Misa y expresar, de forma pacífica y festiva, su convicción de que el futuro de la humanidad pasa por la supervivencia de su «nicho ecológico», que es precisamente la unión de un hombre y de una mujer, eso que llamamos simplemente «familia», sin más adjetivos. El cardenal Rouco fue muy cuidadoso en no hacer descalificaciones que pudieran herir a nadie, aunque no por ello dejó de exponer claramente los riesgos a que se enfrenta la principal institución humana.
Los ataques y los insultos los pusieron otros. Los de siempre. La portavoz del Comité electoral del PSOE, horas antes, había acusado a la jerarquía eclesiástica de ser «enormemente misógina». Y el abogado del Estado que defiende la obligatoriedad de Educación para la Ciudadanía ha afirmado que los padres no tienen un derecho absoluto a la educación de sus hijos, como si fuera un monopolio, sino que ese derecho le corresponde al Estado. Todo esto tiene sólo un nombre: provocación. Los socialistas saben que están perdidos y buscan el enfrentamiento con la Iglesia. Creen que así evitarán que se les vayan por la izquierda los votos de los desencantados con su política económica.
Ponen el trapo a los obispos para ver si entran, para ver si responden. Afortunadamente, éstos están avisados. Por eso el cardenal Rouco fue ayer exquisito. La respuesta no debe venir de los obispos, sino de los laicos: yendo a los tribunales a defender los derechos de los padres y a objetar contra la manipulación ideológica de los hijos. Y también haciendo campaña, persona a persona, para que no se vote a estos «dictadores del relativismo».
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