Móstoles
«Soy guerrera y salvaje Jamás me quitaría la vida»
Actriz, cantante, compositora, escritora, vive en Móstoles, en una casa con gran jardín y catorce gatos. Lo pasó mal, «menos mal que me ayudó la familia...». Es feliz en el rock, en el escenario, «porque ahí nadie me frena, soy libre, suelto todo lo que llevo dentro». Es feliz en su nueva serie. Se negó a ser juguete roto y ahora me dice riendo que, después de muerta, le gustaría volver para asustar a algunos. Será una aparecida heavy
B ruce Willis le decía al niño de «El sexto sentido que «en ocasiones veo muertos». También Josele Román ve muertos de vez en cuando, y por esas cosas del azar, ahora trabaja en una serie («La isla de los nominados», en la Cuatro) en la que un grupo de concursantes de un «reality-show» vive en una isla desierta, siguiendo el programa establecido, hablando a las cámaras, sin saber que el resto de los habitantes del planeta ha muerto. No sé si los guionistas de la serie tendrán la feliz idea de, al final, convertirla en la descubridora de la terrible verdad. Me imagino a Josele diciendo: «Estamos rodeados de muertos». Pero ahora tengo que imaginarla de criada (¿se decía ya empleada del hogar en el año 75?), en la película que LA RAZÓN regalará el próximo viernes: «El señor está servido».–Era un guión de Vicente Escrivá en el que el propio Vicente no tenía mucha fe, por lo que en vez de dirigirla él, dejó que lo hiciera su segundo, Sinesio Isla –me dice Josele Román–. Él fue el productor. Luego sucedió que se convirtió en un gran éxito y Escrivá decía: «Anda, vaya ojo que tengo».–Eran las peripecias de tres empleadas del hogar...–Sí. Yo era la que venía del pueblo, una chica muy bruta. Un crítico dijo de mí que parecía Peter Sellers en «El guateque». Lo consideré un gran piropo.–Ha cambiado mucho el servicio, ¿no?–Sí, claro. Ya casi no hay españolas dedicadas a servir. Si se hiciera un «remake» de esta película, ahora tendrían que interpretarla dos ecuatorianas y una rumana o algo así.–¿Y cree que han cambiado mucho los señores?–No mucho. Los que tienen dinero cambian poco. Los problemas son nuestros: creo que han inventado lo de la crisis para pagarnos menos.–En esta comedia trabajó junto a Nadiuska, López Vázquez, Manolo Zarzo, Florinda Chico... Nadiuska desapareció.–Sí, no sé por dónde andará ni qué hará. Sé que vivía en una pensión, que alguien le pagaba una habitación...Una pena.–Usted también desapareció un buen rato. ¿Qué pasó?–Me cansé de hacer papeles de chacha y de putita. Era joven y tenía ambiciones. Y como sabía música y tocar el piano, me puse a componer. Me cansé de esperar los papeles que no llegaban y que yo creía merecer. Me decían: «Tienes que decir sí a todo, es trabajo, acéptalo, porque si coges fama de dura luego no te llaman», y yo decía que sí a todo. Y me cansé también de decir sí. (Luego le ofrecían papelitos y Josele, tan racial y bizarra ella, llegó a decir con su coña habitual: «Con ese papelito, yo me lío un canutito». Luce los labios muy rojos y los ojos, aún saltones, bastante pintados de azul, y una camiseta a rayas horizontales que la hace aún más gruesa: muy felliniana, casi tirando a «friki». Hablamos de cine y me dice que «antes se hacían películas baratas en un mes, incluso Buñuel las hacía así, y funcionaban; ahora los directores necesitan más tiempo y dinero, porque hacen muchas tomas para hacerse los interesantes». No fuma. Pide una Coca-cola y un camarero del Gijón se hace una foto con ella).–Se fue al rock duro. ¿Por qué al heavy rock?–Porque era lo que me salía cuando me sentaba el piano, quizá porque estaba cabreada. Yo soy muy cañera, en el humor y en la música. Hago temas más duros que muchos tíos. Tengo un grupo de tres mujeres y tocamos por ahí, donde nos llaman.–¿Y de qué hace en la serie «La isla de los nominados»?–Soy una cantante que ha sido folclórica y roquera.–¿Qué haría si estuviera en una isla desierta y se enterara de que todos los demás habitantes de la Tierra han muerto?–Lo único que se puede hacer: sobrevivir. Yo soy una superviviente, tengo mucho instinto de supervivencia. Soy guerrera y salvaje. Jamás me quitaría la vida.–¿Es verdad que ve muertos?–Los he visto en la otra casa donde vivía. Veía mucho a una señora, vestida como en los tiempos napoleónicos, con un niño en brazos. Nunca lograba verle la cara. Haciendo la comedia musical «Yo quiero a mi mujer», con Alfredo Landa, vi a mi abuelo entre el público, muy divertido. «Vaya, por fin se ha animado a venir a verme», pensé. Me extrañó que no me visitara al camerino. Al rato me llamaron para decirme que el abuelo había muerto esa noche. La verdad es que he pasado mucho miedo con esta facultad mía.–Ahora van a hacer en la televisión un programa con una médium inglesa que pondrá en contacto a los famosos con sus muertos...–Para mí, eso es normal. Tendrá éxito. Aquí no se acaba la vida, morimos, pero el espíritu sigue vivo.–¿Cree que los muertos pedirán dinero por participar en el programa?–Ja, ja, ja. No creo que les haga falta el dinero. No sé si este mundo es el infierno, pero sí al menos el purgatorio.–Ignoro si cree que tiene lo que se merece, profesionalmente hablando.–No han sabido aprovecharme, no han sabido ver todo mi potencial. En este país hay mucho talento, pero no hay audacia. Yo me arriesgo siempre.(Actriz, cantante, compositora, escritora, vive en Móstoles, en una casa con gran jardín y catorce gatos. Lo pasó mal, «menos mal que me ayudó la familia...». Es feliz en el rock, en el escenario, «porque ahí nadie me frena, soy libre, suelto todo lo que llevo dentro». Es feliz en su nueva serie. Se negó a ser juguete roto y ahora me dice riendo que, después de muerta, le gustaría volver para asustar a algunos. Será una aparecida heavy).
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