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Barcelona

El barrio regresa a Marsé

La publicación de una nueva novela de Juan Marsé (Barcelona, 1933) es todo un acontecimiento literario, pues sus lectores no acostumbran a verse defraudados en su acercamiento a la mejor literatura posible. «Caligrafía de los sueños» es un relato extraordinariamente característico de su autor, de hondo contenido autobiográfico y exponente de sus más queridos temas y obsesiones

 
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Volvemos así a recorrer la empobrecida Barcelona de la postguerra y a frecuentar la muchachada de barrio que se entretiene con las «aventis», narraciones orales de legendarias aventuras, y a recorrer los cines de los domingos, los juegos en las calles o las calladas verdades de una guerra perdida.

Carga simbólica

Ringo/Mingo es el joven protagonista de esta historia, trasunto del propio autor y habitante de una metarrealidad integrada por tebeos, películas y lecturas de adolescencia donde conviven Julio Verne y Salgari junto a Zane Grey, Curzio Malaparte o Knut Hansum. Su existencia se vertebra a un universo de ensoñaciones personales donde múltiples leyendas urbanas circulan sin cesar.

Una cargada atmósfera de ambientes populares, anécdotas novelizadas e idiosincráticos personajes conforma el relato de un tiempo y de un país lirificados en el recuerdo y ficcionados en la novelización. Es ésta una obra de reconstrucción del propio mundo literario con una nutrida carga simbólica y una decidida reivindicación de la memoria civil. Un punto de suspense jalona la acción, a vueltas con una carta de amor confiada a nuestro joven héroe, pero que acaso no llegue nunca a su destino; un mero pretexto quizá para la configuración de un autorreconocimiento colectivo por el que autor y lectores recomponen un cercano pasado generacional. Las situaciones episódicas adquieren un singular correlato interior en una sólida estructura narrativa, envolvente e intrigante: la muerte de un gorrión, los misteriosos viajes del padre –inolvidable Matarratas–, las referencias a un clandestino tostadero de café o la singularísima adopción familiar del protagonista, nos instalan en una estética de la ambivalencia ficcional al borde de lo verosímil; en conjunto, un poderoso artefacto artístico. Se produce un proceso paralelo entre la existencia de Ringo y sus mixtificaciones por el que «la vida de los demás, si los demás no están en las novelas o en las películas, le merece apenas un vistazo por encima del hombro y una consideración aburrida» (pág. 79). Todo lo contrario de lo que provoca este excepcional libro.