Andalucía
«Berreaba como un toro»
La detención de los miembros de Al Qaeda sorprendió a los vecinos de Ciudad Real y La Línea, donde llegaron a apedrear a los agentes
LA LÍNEA- La noticia sorprendió el viernes a los 70.000 habitantes de La Línea de la Concepción. La Policía había detenido a un terrorista de Al Qaeda de nacionalidad turca en la barriada de Mirasierra, conocida como «Las Palomeras», donde vivía en un chalé Cengiz Yalcin.
La noche anterior a la rueda de prensa del ministro del Interior y del arresto de los otros dos terroristas chechenos que integraban la célula, la Policía desplegó un gran dispositivo en la barriada, una de las más deprimidas, donde vecinos honrados conviven con familias que se dedican al menudeo de droga. La presencia de los agentes en un barrio acostumbrado a las redadas no sorprendió a nadie, pero la difícil relación que mantienen con las fuerzas del orden provocó una airada reacción de los vecinos y los policías fueron atacados con piedras y otros objetos.
Aún faltaban unas horas para que en «Las Palomeras» se enteraran de que habían convivido con un terrorista durante un año. El turco vivía en la calle Virgen de Loreto con su esposa y sus dos hijos. Todo parecía normal. Cada día cruzaba la Verja con sus papeles en regla para acudir a su trabajo en Gibraltar. Los vecinos nunca vieron nada extraño y tampoco lo hicieron en Profield Ltd., la empresa de construcción donde trabajó cuatro años como ingeniero, los dos últimos en puestos de responsabilidad supervisando las obras de construcción del puerto.
La operación de captura de los otros dos miembros del comando, ambos chechenos, fue aún más complicada. Los agentes interceptaron a los terroristas en una parada de la línea de autobús que cubre la distancia entre Cádiz e Irún pasando por Madrid. Eldar Magomedov y Muhamed Ankara Adamov salían hacia Francia tras visitar a su compinche en La Línea. El azar quiso que el alto en el camino fuera en la localidad manchega de Almuradiel (del árabe El Muradal, «Muro»), donde según «La Tribuna de Ciudad Real» les esperaban seis GEO infiltrados entre los parroquianos de Casa Marcos. El movimiento de dos agentes para derribar a uno de los terroristas provocó que uno de los testigos les amenazara con llamar a la Guardia Civil, según el mismo periódico. «Somos policías, retírese», contestó un miembro de este cuerpo especial. Uno de los propietarios del citado restaurante aseguró a «La Tribuna» que opusieron mucha resistencia. «Berreaba y embestía como un toro», dijo la fuente. El autobús siguió camino con sólo veinte minutos de retraso.
✕
Accede a tu cuenta para comentar