OPINIÓN: La reconquista republicana

Pasé la noche saltando por los noticiarios acompañada de mi amiga Marissa, cuyo padre, un gran financiero, cree que si Obama no deja la Presidencia el futuro será trágico. De entrada, Kentucky entregó la victoria al «Tea Party» en la persona de Rand Paul, al que la Prensa española progre denomina «ultraconservador» cuando la verdad es que el «Tea Party» sólo desea que los políticos respondan de sus actos y no suban los impuestos.
A medida que avanzaba la noche, los republicanos comenzaron a recuperar los escaños perdidos en 2006 y 2008, cuando Bush elevaba los impuestos para pagar guerras. Que Obama lo tenía mal se vio al saberse que en Virginia había sido derrotado el veteranísimo demócrata Richard Boucher. Luego fueron apareciendo los datos de Florida –donde Rubio, un hispano del «Tea Party» se impuso aplastantemente– que, junto con Ohio e Indiana, constituía una pavorosa derrota demócrata.
Y así llegamos al oeste. En Colorado, Arizona y Nuevo México, los republicanos reconquistaron todos los escaños tomados por los demócratas en las dos últimas votaciones. En las Dakotas, Earl Pomeroy y Stephanie Herseth Sandlin fueron borrados del mapa. En Illinois, los demócratas perdían el escaño de Obama.
En algunos estados del sur, los derrotados eran viejos dinosaurios de colmillos afilados por múltiples victorias. El sur volvía a la esencia: rechazar gobiernos intervencionistas que oprimen al pueblo con impuestos. Eso explica la reconquista republicana.