Cataluña
Mas amenaza al Gobierno con romper relaciones si cierra el grifo de la deuda
El presidente de la Generalitat reconoce que su relación personal con Zapatero «no es la mejor el mundo».
BARCELONA- El déficit de la Generalitat va camino de marcar una cifra récord. En paralelo, las arcas del Gobierno no pasan por unos de los mejores momentos a consecuencia de la crisis económica y del descenso de la recaudación. Ante este panorama, ambos ejecutivos buscan la mejor vía para sanear sus cuentas. Mientras el Gobierno ha situado a las autonomías en el ojo del huracán de los recortes, la Generalitat espera una buena inyección económica desde Madrid para darse un respiro, al menos durante unos meses. Dos aspiraciones difíciles de conjugar y que están poniendo en jaque la relaciones entre el Estado y Cataluña.
Como viene siendo habitual desde hace varios días, el tira y afloja entre ambos ejecutivos vivió ayer un nuevo episodio. El presidente de la Generalitat, Artur Mas, avisó al Gobierno de que si no cumple con sus obligaciones con la Generalitat, las relaciones entre Cataluña y España llegarán a un «punto de retorno», según avisó durante una entrevista en Catalunya Ràdio. El presidente catalán tiene entre ceja y ceja conseguir los 1.000 millones de euros que el Gobierno debe a Cataluña en concepto del fondo de competitividad previsto en la nueva financiación y tampoco ve con buenos ojos que el Ejecutivo amenace con bloquear la emisión de deuda pública de autonomías como Cataluña. «La relación será insostenible si a Catalunya se le impide arreglar su déficit al tiempo que recibe amenazas para que lo reduzca», constató Mas a modo de advertencia.
La negociación del fondo de competitividad debe encauzarse en los próximos días, pese a esto, Mas aún no tiene fecha para reunirse con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ni con el Rey Juan Carlos. Es más, admitió que la relación personal con Zapatero «no es la mejor del mundo».
Pese a la contundencia de sus palabras, el presidente de la Generalitat se mostró convencido de que el Gobierno acabará cediendo. Mas es consciente de que Cataluña tiene «herramientas para defendernos, en España y en el exterior». Es más, el presidente catalán tiene el convencimiento de que el Gobierno no dejará caer a Cataluña porque «vamos en el mismo barco».
Pese a los llamamientos a la calma, en le horizonte presupuestario de la Generalitat los nubarrones que acechan son más negros que nunca. A la espera de la auditoría que deberá establecer la magnitud de la tragedia, Mas se aventuró a afirmar que la Generalitat cerrará el 2010 con un déficit que puede superar los 7.000 millones de euros. Por este motivo, avanzó que el presupuesto de 2011 –que no estará listo hasta finales de abril y no se aprobará hasta agosto– deberá reducirse alrededor de un 10 por ciento.
A por la unidad
Ante este panorama, el presidente catalán hizo un llamamiento a la unidad de las fuerzas catalanas para plantar cara al Gobierno y exigir que cumpla con sus obligaciones catalanas. El presidente de la Generalitat anunció que en breve iniciará una ronda de contactos con todos los partidos para diseñar una estrategia común. De momento, el PSC se postula para convertirse en la piedra del zapato de Mas. No en vano, los socialistas criticaron que el president haya optado por la «vía del alarmismo».
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