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El «Jefe» vuelve a las trincheras
Bruce Springsteen cogió su fusil. O su guitarra, que como la de Woody Guthrie sigue siendo su arma favorita para combatir lo que no le gusta. Así lo demuestra en «Wrecking Ball», su nuevo disco, que se publicará el 5 de marzo en todo el mundo.
«Quiero alistarme en las filas del ejército del pueblo», proclama en una de sus canciones, dejando bien claras sus intenciones. No es mal mensaje para un rockero multimillonario que, sin embargo, sigue publicando discos y haciendo giras por todo el mundo para algo más que pagar sus mansiones.
Se veía venir cuando su mánager y confidente, Jon Landau, anunció hace meses que se trataría de un disco con «letras que cuentan una historia que no puedes escuchar en ningún lugar y su música más innovadora de los últimos años».
Las letras más radicales
Entre los múltiples ejemplos de hipocresía que ofrece a diario este negocio venido a menos que es la música, quedan pocos personajes tan honestos como Springsteen, quien parece situarse más allá de las crisis creativas o las críticas hacia su forma de trabajar. No es de extrañar que en Europa encuentre ahora su público más entusiasta, más que en Estados Unidos. Hace sólo unos años era impensable que en su país no llenara cada concierto que da, pero ahora eso sucede.
¿Y qué hay de nuevo en su disco? Principalmente, su radicalismo textual. «Aguantamos la sequía / Ahora aguantaremos la inundación (…) Si tuviese un arma / Encontraría a esos bastardos y los dispararía», asegura en uno de los versos más llamativos de su nuevo trabajo. De alguna manera, Springsteen reanuda lo que antes hizo en discos de orientación claramente «folk» («Nebraska», «The Ghost of Tom Joad») y le da la vuelta hasta orquestar los temas con infinitos muros de sonido. Las canciones, una a una, realmente son composiciones de «folk», pero con la E-Street Band detrás no puede haber un álbum acústico, por supuesto.
Al contrario. Springsteen recurre esta vez al productor Ron Aniello para crear un sonido no demasiado lejos de lo escuchado en la última década. Sí, hay «loops» y bases de ritmo próximas al «hip-hop», pero que nadie se olvide de que el rap tiene su primera y gran fuente de inspiración en los primitivos «Talkin' Blues» que difundieron Woody Guthrie y después Bob Dylan.
Sin embargo, sí es cierto que más de un seguidor de la tradición se echará las manos a la cabeza al escuchar cómo en una misma canción comparten espacio un banjo y una base de ritmos pregrabada.
Para muchos, el álbum se puede dividir en dos partes bien diferenciadas. Si se tratara de una obra de Chéjov en dos actos se podría decir que el disco se abre con «Canciones sobre el dolor» y se cierra con «Canciones de esperanza». Así, incluye en su parte final la conocida «Land of hope and dreams», una canción que Springsteen lleva interpretando desde 1999 junto a la E-Street Band y que remite al clásico «People get ready», de Curtis Mayfield.
Ahora sólo falta que comience a difundir su palabra por todo el mundo con una gira mundial que le tendrá ocupado, como poco, durante lo que queda de este año y probablemente también el siguiente. El nuevo «tour» comenzará el 18 de marzo en Atlanta y el 13 de mayo arrancará la gira europea con un concierto en Sevilla. Las Palmas (15), Barcelona (17 y 18), San Sebastián (2 de junio)y Madrid (17)serán otros puntos de itinerario de Springsteen por España.
Once golpes
1. «We take care of your own». Lleva el sello de Springsteen y promete ser un nuevo himno para sus seguidores. Recuerda a «The rising» y las canciones épicas que tanto le gustan.
2. «Easy money». Es su «If a had a hammer» particular: bases programadas marcan el inicio de un tema «folkie» cuya instrumentación recuerda a la Seeger's Sessions, con violines, acordeones, flautas y coros.
3. «Shackled and drawn». sus «loops» no impiden apreciar que es «folk» abundante en mensajes reivindicativos.
4. «Jack of all trades». Comparada con «My hometown», destaca por el precioso piano de Roy Bittan y su «crescendo» final.
5. «Death to my hometown». Más bases y coros en una melodía de origen celta con flautas y la gran voz del Jefe.
6. «This depression». De los más emotivos y uno de sus mejores textos. Podría pertenecer al «Darkness of the Edge of Town».
7. «Wrecking Ball». Springsteen se viste de Woody Guthrie. Para ser coreado en estadios.
8. «You've got it». El tema que más recuerda a «Nebraska» y una de las mejores canciones. Magnífico trabajo de Nils Lofgren con la «slide-guitar».
9. «Rocky Ground». La grabación más experimental, incluye una mezcla de bases, hip-hop y gospel. No está claro que el resultado sea el óptimo.
10. «Land of hope and dreams». Lleva más de una década circulando en directo. Otra «canción-himno» en recuerdo de Clarence Clemons.
11- We are alive: Una joya que quizá pase desapercibida al tratarse de «folk» puro y excelentemente instrumentado.
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