América

Crítica de libros

Ira y calidad de vida por J M ALIMBAU

La Razón
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El abad Amonas (s. iv) solía decir que «había pasado catorce años en el desierto de la Escitia, pidiendo a Dios, día y noche, que le librase de la ira, porque la ira roba la paz y es un gran obstáculo para la verdadera alegría».– Desde el momento en que me hice monje he luchado para que la cólera no subiera a mis labios. El abad Macario daba un consejo:– Si con el deseo de corregir a otro te sientes inclinado a la cólera, satisfaces tu propia pasión. ¡Anda! No te pierdas a ti mismo... queriendo salvar a otro.– El que se deja llevar por la sed de venganza... no es buena persona. – El que devuelve mal... no es un buen cristiano. – El que se encoleriza no tendrá paz interior, contaminará su exterior y, además, perjudicará su salud.– La malicia... nunca desterrará la malicia. El fuego... no se apaga añadiendo más leña al fuego. Ni se detiene el agua... con más agua. Ni el odio... con más odio. Ni el rencor... con más rencor. – Pero si alguien te hace algo malo, tú deberás hacerle el bien, de modo que mediante tu buena obra, con tu bondad, tú puedas destruir su malicia.No olvidemos que la ira es incompatible con la paz interior y la calidad de vida.