Hay trampa

Parecía demasiado bonito. Tanto vanagloriarse de que el Gobierno de Zapatero estaba invirtiendo cientos de millones de euros en el Corredor Mediterráneo y resulta que la historia tenía trampa. La casi totalidad del dinero se ha ido destinando a tramos ferroviarios de Cataluña, que sirven tanto si el trazado va por Madrid-Zaragoza, por Madrid-Valencia o Almería-Murcia-Alicante-Valencia. El caso es que la decisión definitiva está en el aire.
Las declaraciones del ministro de Fomento, José Blanco, y de la delegada del Gobierno, Ana Botella, que reiteraban las importantes remesas de euros destinadas al Corredor, no serán falsas, pero escondían que no garantizaban en absoluto el trazado reivindicado por la Generalitat valenciana. Se ejecutaban en la parte final del trayecto, por la que transcurrirá sea cual sea el recorrido elegido.
Sucede que la verdad es difícil esconderla siempre. Acierta, por tanto, el presidente Alberto Fabra en mantener encendida la antorcha de su predecesor, Francisco Camps, y seguir reclamando esta infraestructura, cuya racionalidad se identifica por los territorios de mayor industria, más PIB, más población, más agricultura y, en definitiva, más futuro.
El problema es que tenemos el enemigo no sólo en el Gobierno central, también en el PP (Cospedal-Aguirre-Rudi). Así es la vida.