Todo fútbol por Marta ROBLES

Existen insondables misterios no penetrados por la mente humana y grandes preguntas que filósofos o profetas han sido incapaces de contestar. No, no me refiero al sexo de los ángeles, o a la demostración del teorema de Fermat. Ni siquiera, y ya es especular, a la utilidad que le ve Zapatero al Ministerio de la Vivienda. Hay una cuestión aún más desafiante, hermética, profunda: ¿qué hace hoy una persona a la que no le guste el fútbol? No hay nadie en la piel de toro que ignore que esta noche España se juega con Chile el paso a la siguiente ronda. La dificultad, pues, no es imaginar que nos clasificamos. Lo imposible es siquiera atisbar lo que podría ser mañana si quedamos fuera. La vida sin fútbol así, de golpe; y con todo un verano por delante hasta que un radiante sol, con forma de balón, vuelva a anunciar el venturoso amanecer de la Liga allá por septiembre. Impensable. ¿Nos puede parecer aún peor la crisis, más improvisada la reforma laboral y menos diligente el Gobierno? Pues sí, nos puede parecer todo eso y más si dentro de veinticuatro horas la portada de este diario no nos muestra a unos muchachotes abrazados celebrando que siguen adelante.Si ganamos, el fútbol, que se ha extendido por los medios de comunicación como el petróleo por el Golfo de México, seguirá pringándolo todo más allá de la sección de deportes: portadas, columnas de opinión, páginas de televisión, información económica –aquel asunto de las primas, hoy felizmente arrinconado– y hasta la crónica rosa con los amoríos de Casillas y Sara Carbonero. Pero si no… ¿Podemos imaginar el vacío? Por favor, por favor, ¡hay que ganar!