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No es todo sexo
Un estudio destierra el mito de que por la testa del hombre sólo circulan pensamientos sexuales. De hecho, no ocupa más tiempo que la comida o la siesta. Y a las mujeres les ocurre exactamente lo mismo
Sexo, comida y una cabezadita. Son los tres placeres primarios que ocupan parte de los pensamientos de los hombres a lo largo de un día. Pero no tanto como se creía hasta la fecha. De hecho, un estudio de la Universidad de Ohio (EE UU) destierra el mito de que la mente masculina se entretiene a diario con un sinfín de imágenes eróticas circulando por su cabeza.
En realidad, «sólo» son 19 las veces que en una jornada piensan en algo relativo al sexo, 18 en comer y 11 en dormir. Pero lo curioso, es que las mujeres les siguen de cerca. La testa femenina alberga 10 pensamientos sexuales en el transcurso de 24 horas. A éstos se suman 15 en comer y ocho en dormir.
Al porqué del origen de este estudio responde a este semanario la autora principal, la profesora del Departamento de Psicología de la citada Universidad, Terri Fisher. «Había muy pocos trabajos hasta ahora sobre la frecuencia de pensamientos sexuales, y en general no eran muy buenos. En todos los que analizamos, excepto en uno, sólo pedían a los participantes simplemente que estimaran cuántos pensamientos de este tipo tenían al día. Y no es suficiente con eso», dice. «En nuestra investigación dimos a los participantes una herramienta para contabilizar estos pensamientos eróticos en el transcurso de una semana».
Pensamiento
En el, cuanto menos curioso, trabajo participaron 283 estudiantes universitarios (163 mujeres y 120 hombres) de entre 18 y 25 años y sus resultados son recogidos en el «Journal of Sex Research».
Previamente, todos fueron sometidos a unos test psicológicos para conocer sus opiniones y tendencias sexuales y para medir su orientación emocional con respecto a la sexualidad y la alimentación.
Armados con un «contador», pulsaban el botón cada vez que el erotismo y el deseo nacían en sus respectivas cabezas. Y «como no quisimos condicionar los pensamientos de los participantes para evitar que influyera en sus actuaciones, creímos que sería interesante incluir otros pensamientos primarios y frecuentes para compararlos después», comenta Fisher. De ahí la inclusión de la comida y la cabezada. Según la autora, las cifras más elevadas en el género masculino sugiere que los varones «están un poco más en contacto con su estado físico a lo largo del día que las chicas en condiciones similares».
Ellas, más reprimidas
Los expertos consideran que la diferencia de cifras puede deberse en parte a los «imperativos sociales que algunas mujeres siguen a veces sin ser conscientes de ello». Es decir, que las féminas más preocupadas por la impresión que dan a los demás tienden a reprimir sus pensamientos eróticos porque consideran que no es de recibo. Y tal vez ellos «piensan más en sexo, comida y descanso porque creen que no están obligados a dar una impresión socialmente deseable», concluye Fisher.
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