Caso Bretón
Ashtiani «confiesa» para evitar su ejecución
Ashtiani asegura que demandará a los dos periodistas alemanes que entrevistaron a su hijo La iraní Sakineh Mohammadi Ashtiani, sentenciada a morir lapidada, ha anunciado que denunciará a los dos periodistas alemanes que entrevistaron a su hijo, según informó la cadena oficial iraní Press TV.
Numerosos agentes acompañaron el sábado a Sakineh Ashtiani desde la prisión de la ciudad de Tabriz, donde cumple condena desde 2006, a un edificio gubernamental. En una de las habitaciones, las autoridades locales organizaron una rueda de prensa oficial. En la sala, observando, se encontraban numerosos miembros de las Fuerzas de Seguridad de paisano así como políticos regionales. El procedimiento, según describe la agencia AP, sería el siguiente: primero intervendría Sajad Qaderzadeh, el hijo mayor de Sakineh, quien también ha conocido de cerca lo que es estar aislado en la cárcel de Tabriz. Después, se podría grabar y fotografiar el encuentro entre ambos, pero no se permitiría hacer ninguna pregunta a la condenada a muerte.
Para sorpresa de la mitad de los presentes, Sajad declaró que «sin duda» Sakineh «es culpable, pero hemos perdido a nuestro padre y no queremos perder también a nuestra madre. Por lo tanto, pedimos que se conmute la pena». Asimismo, Sajad contó que «tras el pago de una fianza de 40.000 dólares, el 12 de diciembre quedó en libertad». El joven había sido encarcelado en octubre por haber hablado con dos reporteros alemanes sobre la sentencia de su madre.
Tras su testimonio, a Sakineh le dieron permiso para cenar con Sajad y con su hija Saeideh. Cuando terminaron la cena, que se celebró en el mismo edificio, Sakineh volvió a la sala donde aguardaban los periodistas, ante ellos y las autoridades iraníes, reconoció que nunca había sido torturada en la cárcel y admitió ser cómplice en el asesinato de su marido. Además, lanzó un mensaje claro a la comunidad internacional al pedir a activistas y medios de comunicación que se mantengan fuera del caso. Incluso fue más allá: «Tengo una queja sobre los dos alemanes que me han avergonzado. ¿Para qué y por qué han venido?», dijo, y añadió que demandará a los dos reporteros –que continúan presos–.
«Deben de haber sido sometidos, para hacer semejantes declaraciones, a presiones insoportables, y quizás a torturas», opinó ayer el escritor francés Bernard-Henry Lévy sobre «la puesta en escena» del sábado. Lévy está al frente de una web que ha conseguido movilizar a toda la plana política y cultural gala en favor de Sakineh.
Otro activista, el iraní Donya Jam, creó un grupo en Facebook para salvar a Sakineh. Jam cuenta a LA RAZÓN que pese a tener más de 88.000 seguidores, el régimen no dudó, el último día del año, en «hackearle» la página. El joven no se creerá «ni una palabra de lo que diga la condenada hasta que no sea libre para hablar sin ser sometida a torturas».
Posiblemente las declaraciones ayuden a Sakineh. Según la agencia Fars, que citó a Malek Ajdar Sharifi, jefe de Justicia de Azerbayán Este –provincia donde está encarcelada– ,su caso todavía está bajo revisión y la condena a lapidación podría ser conmutada. «Todo es posible. Hay algunas ambigüedades en las pruebas», señaló sin dejar claro que aunque no sea apedreada todavía podría ser ajusticiada en la horca.
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