Desgaste profesional por el Dr Bartolomé BELTRÁN

Hay personas que en su trabajo pueden padecer agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal. Cuestión que puede ocurrir entre individuos cuyo trabajo implica atención o ayuda a personas. Así fue como lo describió en 1976 la psicóloga americana Cristina Maslach, que utilizó el término «Burn out», empleado entonces en ámbitos jurídicos californianos para describir el proceso gradual de pérdida de responsabilidad profesional y desinterés cínico entre compañeros de trabajo, para referirse a las respuestas emocionales que afectaban a profesionales de ayuda.

Sin embargo, el «Burn out», o síndrome del profesional quemado, fue descrito en 1974 por el psiquiatra alemán afincado en Nueva York, Herbert Freudenberger. Se trata de la consecuencia de un estrés crónico en el contexto laboral. Se presenta en personas cuyo trabajo se desarrolla en situaciones de exigencia emocional y requiere el trato directo con el público. Así lo explica Luis de Rivera en su libro «Los síndromes de estrés» (2010) en el que se puede encontrar un apéndice que aporta un «cuestionario de estrés laboral» (CuEL) descrito y elaborado por L.Hernandez-Herrero, J.L.Gonzalez de Rivera, M.Romero y M.Rodriguez-Abuín. El cuestionario es útil para médicos del trabajo y su finalidad no es tanto el diagnóstico de patología por estrés, como el despistaje de casos de riesgo elevado de padecer ésta patología. Sin embargo, lo importante del diagnóstico consiste en observar criterios clínicos en los afectados. Es el caso de aquellos en que aparece el síndrome de manera progresiva cuando previamente se mostraban bien adaptados y entusiastas. Se suelen quejar de desinterés, desilusión y desconformidad con sus tareas y el entorno. Presentan agotamiento o fatiga. Y lo peor, una disminución de su rendimiento. Y, finalmente, resulta curioso que mejoran con vacaciones, el alejamiento de su profesión o del entorno habitual. Es lo que hay. Seguro.