Elecciones generales
Rajoy por el buen camino
Ante la próxima convocatoria de elecciones anticipadas, el PP goza de una situación muy favorable con respecto a su adversario político directo, el PSOE, ya que, según la encuesta de NCReport para LA RAZÓN, los populares aventajarían a los socialistas en 16 puntos. El partido liderado por Mariano Rajoy lograría 11.172.000 millones de votos, un 46,9% sobre el voto válido, por lo que lograrían entre 183 a 186 escaños, lo que le permitiría gobernar con mayoría absoluta, estipulada en 176 diputados. Desde marzo de 2009, un año después de las generales de 2008, el PP está por delante del PSOE en intención de voto. El PSOE, que presenta como candidato a la presidencia del Gobierno a Alfredo Pérez Rubalcaba, registra un notable retroceso con respecto a 2008 al lograr 7.357.000 millones de votos, un 30,9% del voto válido, que se traduciría en entre 118 diputados y 121 frente a los 169 que tiene actualmente. Los populares recibirían casi un millón de votos de socialistas desencantados, más la llegada de 647.000 nuevos votantes. Por contra el PSOE tendrá que luchar contra la abstención, la verdadera rémora de los socialistas, ya que la hemorragia de votos, concretamente 2,1 millones, vendría de votantes que no ejercerán su derecho a ir a las urnas o que cambien de opción política. Mariano Rajoy también sale beneficiado en cuanto al conocimiento que tienen de él los votantes. Un 99,9% de los encuestados conoce al máximo responsable de los populares mientras que un 94,9% saben quién es Rubalcaba.
Rajoy tendrá que saber administrar en estos cuatro meses este escenario tan abiertamente favorable. El candidato popular, que siempre se ha caracterizado por su prudencia y su mesura, no desconoce que la mejor estrategia es la que ya se saldó con éxito en las municipales del pasado mes de marzo: su campaña, más política, debe estar centrada en la economía y, sobre todo, en el empleo y abundará en los mensajes en positivo, además de no caer en las trampas socialistas para buscar la confrontación abierta que avente el viejo discurso del miedo socialista contra la derecha española. Rajoy debe hablar siempre en clave de futuro, ofreciendo propuestas y evitando cualquier tarascada política que tense el ambiente, puesto que eso es lo que menos desean los ciudadanos.
Ya hace semanas que Alfredo Pérez Rubalcaba está moldeando su imagen de candidato socialista intentando no hacerse corresponsable de los desaciertos del actual Gobierno, del que él fue en los últimos tiempos vicepresidente primero. Será difícil que se pueda despojar de esas alforjas, pero lo que está claro, y ésa es su voluntad, es que Rubalcaba es un candidato a largo plazo que se está haciendo con el liderazgo del PSOE. Su proyecto político no es cortoplacista, si pierde, no se irá como Joaquín Almunia en 2000. Sea cual sea el resultado, Pérez Rubalcaba ha llegado para quedarse. Además de las elecciones generales, su objetivo es ganar el próximo Congreso Federal que se celebrará tras los comicios de noviembre. Ese es su guión salvo que la derrota sea lo suficientemente severa para que el propio partido decida sacrificarle, lo que no está previsto. Estamos ante dos líderes políticos de amplio recorrido.
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