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Rajoy tenía razón
En su primera entrevista periodística como presidente del Gobierno, Mariano Rajoy explicó que los ajustes adoptados de cerca de 15.300 millones de euros tenían como uno de sus principales objetivos recuperar «la credibilidad de nuestro país, fundamental para poder financiarnos fuera». Ayer, pasó un primer examen determinante en los mercados. El balance no pudo ser más positivo. El Gobierno superó con muy buena nota la prueba de los inversores internacionales. El Tesoro Público logró colocar 10.000 millones de euros en su primera emisión de deuda con el PP, el doble de lo previsto, además de que una notable demanda quedó sin cubrir. Hay que apuntar que, en esta ocasión, la demanda superó los 18.700 millones de euros. Se logró también bajar el interés en los tres productos subastados, con un tipo marginal inferior al 4%. Especialmente significativa y alentadora resultó la reducción de la rentabilidad en un 35% respecto a la anterior subasta en los bonos a tres años. Esa dinámica favorable se dejó notar en la prima de riesgo, que comenzó la sesión en 350 puntos básicos, y se redujo después de la subasta hasta 330, muy lejos de los máximos de noviembre cuando se situó al borde de los 500 puntos. La respuesta de los mercados cabe interpretarla como un signo de confianza en la política de disciplina presupuestaria del Gobierno y, por consiguiente, como una notoria mejoría en la percepción de la situación de nuestro país con la administración del PP. Los hechos han dado la razón a Mariano Rajoy en su diagnóstico de la situación y en la adopción de decisiones complejas y dolorosas como terapia de choque ante una desviación contable inasumible y desconocida. En ese camino por recuperar la confianza y la credibilidad perdidas, imprescindibles para que la economía recobre el pulso, las políticas de Rajoy convencieron al presidente del Banco Central Europeo, que fue ayer concluyente sobre estos primeros pasos esperanzadores de nuestro país: «Sólo hay que mirar la subasta para ver lo que pasa en España. Hay avances extraordinarios». Hubo un cambio en las expectativas y lo más importante es que se están cumpliendo, algo que los mercados valoran especialmente. Rajoy es predecible y serio y esas cualidades, tan distantes de la improvisación y la frivolidad, generan certidumbres y seguridad que cotizan sólidamente en los mercados. En cualquier caso, hay que mantener la prudencia, la contención y, sobre todo, el rigor. Conviene no engañarse y mantenerse fiel al guión de la verdad. A España le queda un largo trecho de sacrificios y de reformas con momentos de dificultad. Como ejemplo sirva que Moody's dio ayer tres meses al Gobierno para que logre resultados en el control de las cuentas de las comunidades y evitar así una rebaja general en sus calificaciones.
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